Ciudad de México. Niños y niñas encerrados en casa desde hace meses durante la pandemia de Covid-19, sin socializar entre iguales; madres que trabajan como siempre mientras tienen que cuidar de sus criaturas las 24 horas, “han generado muchos problemas de estrés y ansiedad, de salud mental”, dice la escritora y periodista catalana Esther Vivas.
“Hay una corriente de escritoras mexicanas que han hecho reflexiones muy interesantes sobre la maternidad”, sostiene en entrevista la autora de Mamá desobediente: una mirada feminista a la maternidad, Ediciones Godot, que será presentado el próximo domingo.
Escritoras como Jazmina Barrera, Isabel Zapata y Brenda Navarro desde “su experiencia personal y a través del ensayo, la autoficción o la ficción han contribuido a sacar las luces y sombras de la maternidad de lo privado a lo público. Apuntan a que hay una nueva generación que estamos contribuyendo a llenar el vacío donde ser madre era narrado por hombres”.
La también socióloga asevera que “hemos visto la profunda maternofobia y niñofobia de la sociedad”, pues las madres y la infancia son de los sectores sociales más invisibilizados y sus derechos más vulnerados.
El ensayo Mamá desobediente, en castellano y en catalán, ha sido reditado en 11 ocasiones en España y publicado en sellos de Argentina (cuatro ediciones), Chile, Colombia (dos tirajes), Bolivia y ahora México. Esa recepción se debe a que “la maternidad es una experiencia muy personal pero con elementos universales”, refiere Esther Vivas (Sabadell, 1975)
“Sentimientos como la soledad, la culpa, el amor incondicional, la ambivalencia y el cansancio son comunes a la gran mayoría de madres, vivan en España o en México. Al mismo tiempo, tener hijos a tu cuidado es atravesado por desigualdades, violencias y discriminaciones universales, como el trato paternalista, el juicio constante, la violencia obstétrica, las muy cortas licencias de maternidad y el poco apoyo a la lactancia materna”, afirma Vivas.
Describe el texto como “político y sociológico, escrito en clave periodística, con pinceladas históricas porque debemos saber de dónde venimos para entender cuál es la maternidad hegemónica hoy, y por qué digo que nos han robado el parto y la lactancia”.
Para la autora, la “lógica de todo este sistema patriarcal que invisibiliza las necesidades de las madres y relega la maternidad a lo privado, va en consonancia con un sistema económico que dicta que debes tener hijos, pero supedita la crianza y el cuidado al empleo y a lo productivo. Por eso digo en el libro que para que otra maternidad sea posible, otro modelo económico es necesario.
“Esta sociedad y este sistema son profundamente hipócritas porque alaban la maternidad, pero cuando las madres dicen que no pueden más, están cansadas y hartas, que necesitan ayuda, entonces molestan y se las invisibiliza. Le dan la espalda a sus necesidades reales y rechazan sus derechos, como el de tener un parto respetado, una lactancia materna satisfactoria y poder conciliar empleo y crianza”, sostiene la también socióloga.
Afirma que entre las necesidades urgentes “para que la maternidad sea una experiencia libre de violencia” están el erradicar la hostilidad obstétrica, hacer compatible la crianza con el empleo, lograr que la lactancia materna responda a las necesidades de los bebés y de todas madres que quieren amamantar a sus hijos, así como “aumentar la licencia de paternidad si queremos que los padres se impliquen”.
Cirugía innecesaria
La periodista explica que la violencia obstétrica “es una de las últimas agresiones de género y machista. Consiste en el conjunto de prácticas de los profesionales de la salud, en particular en el parto, pero también en el embarazo y el posparto y que causan daño físico y emocional en la mujer.
“Que te obliguen a dar a luz sola, no te informen adecuadamente de los procedimientos, te falten al respeto, te insulten, te hagan una cesárea no necesaria, una episiotomía por rutina, tengas un parto instrumental que sería prescindible. Todas estas son prácticas de violencia física y sicológica, pero las hemos normalizado porque nos han dicho ‘parir es eso’”. Esther Vivas refiere que la maternidad es un tema incómodo para el feminismo “porque el patriarcado lo ha utilizado a lo largo de los siglos como un argumento para controlar el cuerpo y el destino de las mujeres. Cuando las feministas de la segunda ola, en los años 60 y 70, se rebelan contra este mandato, se cae en un cierto discurso antimaternal enel sentido de que el patriarcado nos impone ser madres y nosotras decidimos no serlo.
“Pero hoy hay una nueva generación que somos madres, hemos crecido en una sociedad donde en gran medida podemos decidir si tenemos hijos o no, gracias a la lucha de las feministas que nos precedieron. Esto nos permite mirar a la maternidad con menos prejuicio, y diferenciar entre el mandato patriarcal de la experiencia libremente elegida.”
La escritora pone énfasis en la importancia de “reivindicar la maternidad como una opción feminista, porque si no ¿quién lo va a hacer? Aún hoy se sigue creyendo que querer ser madre, desear una familia es algo conservador, cuando para mí sólo se puede entender la maternidad desde una perspectiva feminista”. Esther Vivas y la ensayista Jazmina Barrera presentarán Mamá desobediente: una mirada feminista a la maternidad, el domingo 11 de abril, a las 12 horas. La transmisión será en la plataforma de Facebook del proyecto de promoción de la bibliodiversidad El Traspatio.