Un montaje televisivo de diciembre de 2005 fue exhibido en la conferencia presidencial de prensa para dejar claramente manifiesta la capacidad y disposición de ciertos medios de comunicación de adulterar la realidad y presentar versiones en acuerdo y a gusto de poderes políticos y económicos.
El ejemplo elegido sucedió cuando Televisa transmitió de manera especial en su noticiero matutino, a cargo de Carlos Loret de Mola, lo que más adelante sería reconocido como una “recreación de la realidad”. Es decir, la escenificación de la presunta aprehensión “en vivo” de Florence Cassez e Israel Vallarta, acusados de ser parte de una banda de secuestradores.
Además de las consecuencias más explícitas de aquel telemontaje (un conflicto diplomático con Francia, la posterior liberación de Cassez y el mantenimiento de Vallarta sin sentencia durante más de 15 años), el “servicio” prestado por Televisa y Loret en 2005 significó la potenciación oportuna del grupo de Genaro García Luna (GGL, con personajes siniestros como Luis Cárdenas Palomino) para pasar de la Agencia Federal de Investigación (AFI), creada en septiembre de 2001 por Vicente Fox, al calderonismo represivo y funerario, en el que García Luna fue poderoso secretario de Seguridad Pública.
El ingeniero mecánico GGL usó por sistema el recurso de los montajes, con la complicidad de medios de comunicación, sobre todo televisivos, para ir avanzando en su siniestra carrera policial, mostrando de manera aparatosa la detención de reales o supuestos delincuentes.
No fue solamente el caso de Vallarta y Cassez, sino un largo historial de montajes concertados con muchos de los dueños, directivos y conductores de los medios de comunicación más influyentes, que así fungieron como cómplices de la etapa oscura y sangrienta del calderonismo en “guerra” contra el crimen organizado que en realidad estaba en su propio entorno, en la secretaría de García Luna, según el juicio que actualmente se lleva en Estados Unidos contra ese “videoproductor” tan exitoso en las pantallas televisivas mexicanas.
Exigente hacia afuera y exigido hacia adentro. De entre los varios papeles disparatados que le ha tocado cumplir en estas semanas a Mario Delgado, los más evidentes son los de presunto líder partidista incendiario respecto al Instituto Nacional Electoral (INE), órgano éste al que exige limpieza procesal, buen juicio político y vocación democrática, a la vez que grupos de militantes de Morena increpan, persiguen y presionan al propio Delgado por lo que consideran traiciones, imposiciones y suciedad procesal y sustantiva en la postulación de candidaturas a puestos de elección popular. Es decir, Delgado es candil del INE (y el tribunal electoral) y oscuridad de su casa morena.
A propósito: ayer concluyeron los plantones de seguidores de Félix Salgado Macedonio a las afueras del citado INE y, luego, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), en demanda de que le sea restituida al “toro sin cerca” la postulación a gobernar Guerrero. A esa movilización salgadista se unió, a última hora y sin mayores contingentes, Raúl Morón, a quien el “árbitro electoral” retiró su candidatura a gobernador de Michoacán por Morena.
Delgado ahí representó otro papel (evocador de aquella escena en la que Carlos Salinas de Gortari hizo una “huelga de hambre” en Monterrey), envuelto de noche en una cobija junto a una casa de campaña y al propio Salgado, supuestamente solidario el “líder” Delgado al extremo de pasar la noche durmiendo afuera del INE con los manifestantes o, al menos, posteando una foto alusiva desde ahí. A la mañana siguiente, movilizados hacia el tribunal electoral, los morenistas informaron que se retirarían de la Ciudad de México a esperar la resolución sobre los casos presentados.
Y, mientras Lupita Jones, la ex reina mundial de belleza que ahora es propuesta por PRI, PAN y PRD como candidata a gobernar Baja California, ha reconocido que nunca ha leído un libro sobre política (https://bit.ly/3cYAW9c), ¡hasta mañana!
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