Madrid. La catástrofe humanitaria en Mozambique "va más allá de proporciones épicas", alertó este jueves Naciones Unidas, que asegura que "sigue con profunda preocupación" los nuevos informes de violaciones contra civiles en el norte del país.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, hizo referencia a informes de "atrocidades cometidas por niños soldados", presuntas decapitaciones durante ataques de grupos armados no estatales y enfrentamientos en la región de Cabo Delgado.
Dujarric señaló que aunque "verificar la información es extremadamente difícil, nos preocupa sobre la situación de los civiles que huyeron de la violencia y los que permanecen en Palma", el control de la cual recuperó el ejército hace tres días después de que fuera presuntamente invadida por terroristas el 24 de marzo, según la Organización de Naciones Unidas.
La comunidad humanitaria en Mozambique "ya estaba al límite antes de los ataques de Palma, habiendo respondido a múltiples emergencias climáticas, además del conflicto en Cabo Delgado, en los primeros meses de 2021", detalló el portavoz.
Sin embargo, a pesar de la gravedad, el financiamiento para la ayuda humanitaria para la crisis de Cabo Delgado solo cuenta con un 1 por ciento del total, y es que "se necesitan inmediatamente más recursos para atender las necesidades de las personas que huyen de la violencia en Palma".
Casi 12 mil 800 personas -el 43 por ciento niños- han llegado a los distritos de Nangade, Mueda, Montepuez y Pemba tras la violencia, aunque se espera que muchas más sigan desplazándose en busca de seguridad y asistencia.
El despliegue de asistencia humanitaria en Mozambique está ayudando a los desplazados en los puntos de llegada y ampliando la respuesta humanitaria en Cabo Delgado, donde más de 500 mil personas han recibido asistencia humanitaria en lo que va de 2021.
En este crítico contexto, Naciones Unidas ha vuelto a hacer un llamamiento "a todas las partes del conflicto en Cabo Delgado para que protejan a los civiles".
La provincia de Cabo Delgado es escenario desde octubre de 2017 de ataques obra de milicianos islamistas conocidos como Al Shabaab, sin relación con el grupo homónimo que opera en Somalia y que mantiene lazos con Al Qaeda. Desde mediados de 2019 han sido reivindicados en su mayoría por ISCA, que ha recrudecido sus acciones desde marzo de 2020.