La 4T transcurre en medio de turbulencias, vinculadas a la proximidad de los comicios y a la intención de los poderes fácticos de frenar el rescate soberano en curso del sector petroeléctrico, nacionalizado por los presidentes Cárdenas del Río y López Mateos, y entregado por los neoliberales a privados de dentro y fuera. Aciertan quienes advierten que la principal amenaza a la 4T viene de los beneficiados y de la criminalidad de cuello blanco que les acompaña y se enriquece. Es necesario revisar la acción protagónica de EU en Venezuela y el mundo bajo la noción de que el “nacionalismo económico”, el proteccionismo y la desconfianza en la mano invisible del mercado siguen como ejes de la élite de EU. En su tiempo Bismark percibió el engaño: “El libre mercado es la doctrina favorita de la potencia dominante, temerosa de que otros sigan su ejemplo”.
Semejante al británico, el imperialismo de EU va por el visible puño militar y no la mano invisible. EU capturó los recursos de Irak y Afganistán a la sombra de “respuestas” a los ataques del 11/S, lanzándose sobre Libia, Yemen, Somalia, Sudán hasta la, recién bombardeada Siria, una hazaña de Biden con apoyo bélico industrial, de los medios y la ultraderecha bipartidista. Después de 4 años de un Trump ahogado junto a Bolsonaro, en la incompetencia epidemiológica que añadió al conteo en EU 400 mil muertes innecesarias , el supremacismo blanco hizo lo suyo en el Capitolio desbaratando la autoimagen de ejemplar democracia, todo en medio de gruñidos hacia Rusia, China, Venezuela, Irán y una Cuba con alta capacidad anti-Covid-19 que salva vidas.
Respecto a Irán, incluido al final en una lista de W. Bush de siete países a ser atacados e invadidos, es hora de cambiar. Ya consigné las percepciones de Fidel Castro y M. Chossudovsky sobre el grave riesgo de intensificación bélica a lo nuclear ( Ver La Jornada, 11/3/21). En Irán y Venezuela son graves los crímenes de Trump.
Los operativos aéreos, marítimos y terrestres de incursión fallida de EU contra Venezuela, advertidos por Maduro el 3 de mayo de 2020, fueron presentados al mundo por la Federación Rusa desde el Consejo de Seguridad de la ONU por riesgosos a la integridad territorial de Venezuela, a la paz mundial, regional y a la legalidad internacional vigente. Irán y Venezuela contienen alta densidad estratégica por los enormes yacimientos de combustibles fósiles e infraestructura petrolera en las cercanías de Irán. En Venezuela por su jurisdicción sobre la mayor reserva petrolera del mundo.
¿Tienen las principales potencias económicas y nucleares capacidad de freno ante órdenes de probabilidad riesgosos de choques mayores hoy bajo alerta máxima? No desde la codicia de las refinerías de EU en el Golfo de México e intereses de la industria aereoespacial por el crudo venezolano. Trump fue ajeno a toda cordura estratégica. Su legado es mortal. Recién en el poder preguntó a sus asesores en seguridad (textual): “¿por qué no estamos en guerra con Venezuela si tiene todo ese petróleo y está en nuestra puerta trasera?” Por la magnitud y calidad de los combustibles fósiles bolivarianos y de otros recursos estratégicos ¿seguirán las codicias con Biden y, peor aún, se hará Biden cómplice de los crímenes de lesa humanidad de Trump?
¿Avala Biden el desate de esas genocidas sanciones económicas contra la población venezolana , incluyendo un “embargo total” a los bienes del gobierno venezolano en EU, junto a la decisión de poner a disposición de Juan Guaidó, el autodeclarado presidente, todas las cuentas bancarias del gobierno venezolano en EU?
El vocero del Departamento de Estado que dio a conocer esa decisión afirmó que “así las cuentas bancarias y bienes estarán asegurados a favor del pueblo venezolano”. Pero The Washington Post reveló “una investigación que vincula al círculo del opositor venezolano Guaidó con actos de corrupción en EU, actos que estarían ligados a un manejo irregular de activos de Venezuela en el extranjero, recuperados en alianza con la administración de Donald Trump. No es la primera vez que el político se ve tachado por estas acusaciones, que también resuenan en Paraguay.”
El Center for Economic and Policy Research (CEPR) mostró un nuevo documento de la Auditoría General del Gobierno de EU (GAO) que indica que las sanciones económicas de EU están afectando a la economía venezolana especialmente al deprimir la producción (de petróleo) “impidiendo también la asistencia humanitaria asignada por EU e impedida por Trump”. El informe, que analiza el impacto de las sanciones sobre la economía venezolana, ofrece más evidencia de que estas unilaterales e ilegales sanciones son una forma de castigo colectivo contra la población venezolana y debía ponérsele fin inmediatamente, dice Mark Weisbrot, codirector del CEPR: “las sanciones ya han matado a decenas de miles de los pobladores de Venezuela”.
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