Nueva York., A George Bradley le encantaba ver los Premios de la Academia. Británico, de 28 años, vive en San Diego, pero en su país natal se quedaba despierto hasta tarde para sintonizar la ceremonia.
Aunque ahora está en la zona horaria estadunidense, simplemente no está interesado, y esto se debe principalmente a la pandemia. “El creciente dominio de los servicios de transmisiones en línea (streaming) ha quitado el brillo a los Óscar”, dice. “Simplemente no obtienes la misma sensación cálida y difusa de cuando ves una película de la pantalla grande”.
Unos las ven por amor, otros por la fascinación que crea el odio, y otros han desertado como Bradley. Lo cierto es que las entregas de premios han sufrido desde que el coronavirus cerró los cines y las presentaciones en vivo. Sin embargo, la caída de los índices de audiencia para la entrega de galardones comenzó mucho antes de la llegada del Covid-19.
Gran parte de este siglo, los Óscar atrajeron entre 35 y 45 millones de espectadores, a menudo detrás de los del Supertazón. El año pasado, antes de que se declarara la pandemia, la transmisión por la cadena ABC registró su menor audiencia de la historia, 23.6 millones de espectadores, 20 por ciento menos que el año anterior.
Igual que otras entregas de premios, los Óscar se retrasaron por las restricciones sanitarias y preocupaciones de seguridad. Se había postergado sólo tres veces antes, pero nunca con tanta antelación. En junio pasado, los organizadores lo planificaron para el 25 de abril o principios de marzo.
Esto también sería parte de las fuerzas impulsoras detrás de la fatiga de los Óscar. Otro problema es tener que ver las películas nominadas en pantalla chica y buscar cuándo y dónde están disponibles en los servicios en línea y a la carta.
Priscilla Visintine, de 62 años, en St. Louis, Missouri, solía esperar con ansias los Premios de la Academia. Asistía a fiestas para ver la gala anual. “Definitivamente, el cierre de los cines provocó mi falta de interés este año”.
Pero no todos los fanáticos han renunciado a su entrega de premios favorita.
En Knoxville, Tennessee, Jennifer Rice, de 50 años, y su hijo Jordan, de 22, por años han corrido a ver tantas películas nominadas como han podido. En años pasados, era su “locura de febrero”, dice, y documentaban con gráficos sus predicciones. Incluso pudo asistir a los Óscar en 2019 a través de su trabajo para una compañía de belleza.
“Los premios nos impulsan a ver cintas que quizá nunca hubiéramos elegido. No estoy tan emocionada este año, pero todavía estamos tratando de ver todo antes de la ceremonia.”
Menos escapismo
A medida que las dificultades de la vida se han intensificado para muchos espectadores, como la interrupción del trabajo y las cuarentenas, las entregas de premios ofrecen menos escapismo y atractivo que en el pasado, y a menudo se basan en actuaciones pregrabadas y cuadros de Zoom para los nominados. Además, las estadísticas muestran poco interés por la televisión en general entre las generaciones más jóvenes.
Pierre Subeh, de 22 años de Orlando, Florida, amante de las películas y cineasta, dejó de ver los Óscar en 2019. “Apenas podemos mantener la atención en un TikTok de 15 segundos. ¿Cómo esperan que nos sentemos a ver una ceremonia de premios prolongada de cuatro horas llena de anuncios y chistes ofensivos obsoletos? Vivimos en la época de la curación de contenido”, afirma.
Inmigrante musulmán, Subeh también ve poca inclusión de su cultura en el cine convencional, y ni hablar del escenario de los premios. “Sólo nos mencionan cuando hablan de Aladdin. No me siento motivado a reunir a mi familia un domingo para ver una ceremonia de premios de cuatro horas que nunca hace ningún tipo de mención a nuestra cultura y religión”, añade.
Jon Niccum, de 55 años, en Lawrence, Kansas, enseña escritura de guiones en la Universidad de Kansas. Organiza una fiesta anual de los Óscar, con 30 invitados en su mejor momento, que incluye apuestas sobre ganadores y premios. Este año será sólo para su familia debido a la pandemia, pero las apuestas están en marcha.
¿Y ver las mejores películas en casa? En general, dice, “fue menos satisfactorio”. ¿Lo suficiente como para no ver la transmisión de los Premios de la Academia?
“No me he perdido un Óscar en 45 años. Veré cada minuto de la gala”, asegura Niccum.