La crisis climática está impulsando e intensificando los desplazamientos de personas debido a desastres naturales. “Tan sólo en 2019, hubo más de 33 millones de nuevos desplazamientos, lo cual elevaría el número total a casi 51 millones, la cifra más alta jamás registrada”, se indica en las Orientaciones pastorales sobre desplazados climáticos, del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano.
El documento establece que “el desplazamiento de un número significativo de personas conlleva un sinfín de problemas sociales, políticos y humanitarios, sobre todo cuando los países receptores carecen de los recursos y de la capacidad para gestionar desplazamientos a gran escala”.
Esta situación se acentúa porque “la protección internacional que se brinda a las víctimas de los desplazamientos causados por el cambio climático es limitada, fragmentaria y no es siempre jurídicamente vinculante”.
Además, “los desplazados climáticos no siempre están incluidos bajo la definición de categoría que requiere protección y no están explícitamente reconocidos en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951”, por lo que existe a menudo un “vacío de protección” para este sector, tanto en el caso de los desplazados internos como cuando cruzan fronteras.
No obstante, ello no justifica la desatención en los países receptores, pues “independientemente de su estatus jurídico, todos los estados están obligados a proteger sus derechos humanos fundamentales. Además, todos los desplazados climáticos merecen recibir asistencia y cuidados adecuados, de conformidad con el derecho internacional y las normas humanitarias vigentes”.
En el primer semestre de 2020 hubo 14.6 millones de nuevos desplazamientos; 9.8 millones por desastres naturales y 4.8 millones por conflictos y violencia. Se estima que entre 2008 y 2018, más de 253.7 millones de personas fueron desplazadas como consecuencia de desastres naturales, por lo que tales eventos desplazaron un número de tres a 10 veces mayor que los conflictos.
El escrito destaca que “no podemos salir de una crisis como la del clima o la del Covid-19 encerrándonos en el individualismo, sino estando unidos, mediante el encuentro, el diálogo y la colaboración”.