A sus 97 años, el jazzista mexicano Tino Contreras no sólo se mantiene activo en la música, sino que incursiona en los conciertos por streaming con un especial desde la Casa Azul de Frida Kahlo que podrá verse en todo el mundo este fin de semana.
Para Contreras, quien acaba de celebrar su cumpleaños el 3 de abril, no es de sorprender verlo en la misma tendencia de presentaciones virtuales que han seguido los músicos más jóvenes durante la pandemia, pues la esencia del jazz es innovar.
“La música del ayer es la música de hoy y la música de hoy está sirviendo para el futuro”, dijo en una entrevista reciente por videollamada desde la Ciudad de México. “La música del jazz siempre va no con el tiempo, sino adelante del tiempo. Va dejando una huella. Es lo que estamos dejando”.
Tino Contreras en el Museo Frida Kahlo podrá verse el sábado y domingo a escala mundial (consultar horarios locales). En la Ciudad de México, la presentación arranca a las 19 horas y los accesos son válidos por 24 horas. Es el primer concierto digitalizado desde la antigua casa de Kahlo y Diego Rivera, y los boletos, con costo de 17 dólares, pueden adquirirse desde cualquier parte del mundo en Dice.fm.
“Es muy lindo tocar una cosa que es intangible”
“Es muy lindo tocar una cosa que es intangible”, señaló Contreras. “Inexplicable, pero sí es explicable”.
El concierto fue producido por La Línea-The London Latin Music Festival, que presenta desde 2001 lo mejor de la música latina contemporánea en escenarios del centro de Londres, con el apoyo de The Anglo Mexican Foundation. Originalmente, Contreras se iba a presentar en la 20 edición del festival londinense en 2020, pero esa actuación se canceló por la pandemia.
Contreras, un compositor y multinstrumentista, ha compartido escenario con grandes del jazz como Dave Brubeck, Cannonball Adderley y la Orquesta de Duke Ellington, y ha integrado sonidos de influencia latina con el jazz, la sicodelia, la música experimental y hasta el flamenco. Su álbum más reciente, La noche de los dioses, fue lanzado en octubre de 2020 por el sello discográfico Brownswood de Gilles Peterson.
“Nació visitando las pirámides de Teotihuacan”, expuso sobre este disco de siete piezas inspirado en tambores y la Pirámide de la Luna, con títulos como El sacrificio y Al amanecer en los que luce su dinamismo.
Contreras, quien ha realizado más de 2 mil composiciones y grabado 59 álbumes, se inició en la música a los 8 años siguiendo los pasos de su padre y de su abuelo en su ciudad natal de Chihuahua. A los 10 ya tocaba con músicos profesionales, y unos años más tarde desarrollaba su carrera en la fronteriza Ciudad Juárez, donde conoció la música de Nat King Cole y Frank Sinatra.
“Ciudad Juárez fue una especie de consagración porque, como venían muchas orquestas de Estados Unidos a El Paso, Texas, a presentarse, entonces yo iba a verlos. Yo estaba en ese tiempo lleno de jazz, lleno de cosas lindas. Era el tiempo de la terminación de la Segunda Guerra Mundial y los soldados casi a la mayoría les encantaba quitarse el espanto que traían de tanto balazo al escuchar el jazz”, recordó.
“El jazz movió a Ciudad Juárez y Ciudad Juárez movió a El Paso, Texas”, señaló.
Pronto llegó a la capital a trabajar en la radio XEW, donde conoció a artistas como el astro del cine mexicano Tin Tan, con quien hizo música para sus películas. También formó parte de la orquesta de Luis Alcaraz y en sus giras por Latinoamérica se trajo el merengue como souvenir de la República Dominicana y ayudó a introducir el ritmo en México.
Con el tiempo fundó un centro nocturno en la Ciudad de México llamado Ríguz donde tocaba todas las noches acompañado por Alfonso Zúñiga en el piano, Víctor Ruiz Pasos en el contrabajo y su fallecido hermano Mario Contreras en la trompeta. Otros de los jazzistas mexicanos con los que compartió a lo largo de su carrera son Tommy Rodríguez, Mario Patrón, Pablito Jaimes, Leo Carrillo y Héctor Hallal El árabe.
“No fuimos un New Orleans, no fuimos un New York, no fuimos un Chicago. No. ¿Por qué no? Porque sencillamente nosotros tenemos también que hacer muchas cosas por la música mexicana”, dijo Contreras. “Se llama música mexicana no porque se hagan cosas nuevas, ¡sino porque somos mexicanos! Quiere decir que hay una esencia en nosotros, en nuestros pensamientos”.
En 1954, formó parte del primer disco de jazz grabado en México con composiciones originales de músicos locales. Y a partir de ahí comenzaron sus giras por Grecia, Turquía, Francia, España, además de Brasil, Argentina, Colombia y Cuba.
Fue en 1966 cuando estrenó su obra más característica, Misa en Jazz”, y para su gusto fue bien recibida por las autoridades católicas como un gesto de espiritualidad.