Singapur. Hablar de plantas carnívoras manipuladas a distancia o vegetales que avisan cuando se ven afectados por una enfermedad no refiere a una película de ciencia ficción, sino a la obra de científicos que experimentan nuevos sistemas para comunicarse con esos seres.
En Singapur los investigadores conectaron plantas a electrodos capaces de detectar las bajas señales eléctricas que los vegetales emiten de forma natural.
Utilizaron esa tecnología para que una dionea atrapamoscas cierre sus “mandíbulas”, formadas por dos lóbulos, cuando un teléfono inteligente emite una señal.
Después unieron uno de los lóbulos a un brazo robótico para agarrar un alambre de medio milímetro y luego un objeto pequeño mientras caía.
La tecnología está en ciernes, pero los investigadores creen que podría servir en el futuro a concebir “robots-plantas” capaces de manipular objetos demasiado frágiles para los brazos rígidos de las máquinas.
“Estas especies de robots naturales podrían interrelacionarse con otros artificiales para crear sistemas híbridos”, declaró Chen Xiaodong, autor de un estudio publicado por la Universidad Tecnológica Nanyang (NTU, por sus siglas en inglés) de Singapur.
Quedan muchos problemas por resolver. Por ejemplo, los científicos pueden estimular las “mandíbulas” de las dioneas atrapamoscas para que se cierren, pero no son capaces de abrirlas, un proceso que en la naturaleza dura 10 horas o más.
El sistema también puede detectar las señales débiles emitidas por las plantas. Esto a la larga podría permitir que los agricultores fueran alertados en una fase precoz cuando esos seres estén enfermos.
“Vigilando las señales eléctricas de las plantas, podríamos ser capaces de detectar cuando piden socorro y anomalías”, afirmó Chen.
“Los agricultores podrían darse cuenta de que una enfermedad se propaga, incluso antes de que aparezcan síntomas claros.”
Hace tiempo que los científicos conocen la existencia de las señales eléctricas emitidas por las plantas, pero su superficie irregular y blanda dificulta la instalación de sensores.
Los investigadores concibieron electrodos con una textura flexible que se pueden ajustar alrededor de una planta para detectar señales de forma más fiable. Se pegan con un termogel.
Otros investigadores van por el mismo camino.
En 2016, un equipo del Instituto de Tecnología de Massachusetts utilizó hojas de espinaca como detectores capaces de enviar correos electrónicos a los científicos cuando se detectaban explosivos en el subsuelo.
Los investigadores colocaron nanotubos de carbono que podían emitir una señal fluorescente cuando las raíces de las plantas detectaban compuestos nitroaromáticos, sustancia que suele usarse en los explosivos. Una cámara infrarroja leía la señal y enviaba un mensaje a los científicos.