Buenos Aires., El viceministro argentino de Justicia, Martín Mena, dijo ayer queel escándalo de jueces y fiscales que visitaban al ex mandatario Mauricio Macri (2015-2019) en la residencia presidencial o en la Casa de Gobierno, sumadas a las cau-sas que investigan el espionaje ilegal durante la administración anterior, son la prueba de cómo se amañaba toda esta persecución judicial. “Nunca fue tan burda la impunidad”, afirmó.
En entrevista con Página 12, el funcionario recordó todas las denuncias que se realizaron sobre las causas que se armaban para la persecución por vía judicial a la oposición, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y funcionarios que la acompañaron.
“Se montaron sobre hechos falsos, usualmente a partir de una nota en un medio de comunicación afín, con un juez o fiscal amigo que recogía esa nota y armaba una causa completamente ajena a la realidad”, dijo.
Destacó que lo más grave es que mientras trascurrían todas estas investigaciones se afectaban todos los derechos de las personas investigadas.
“Del macrismo no me sorprende nada, ésta es la promiscuidad histórica con la que se manejó siempre Mauricio Macri, o que siempre vivió al margen de la ley. Y así lo hizo también cuando fue presidente”, expuso.
Entre estos jueces figuraban Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, cuyas visitas coincidieron con las fechas en que se iniciaba una nueva causa, lo que sirvió para mandar a una ilegal prisión preventiva a varios ex funcionarios, que además eran espiados en la cárcel.
En tanto, el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal pidió la nulidad de las decisiones de la Cámara Federal de Casación en la investigaciones por el accionar de la ex Agencia Federal de Investigación, bajo la conducción de Gustavo Arribas, amigo de Macri.
Veteranos piden justicia
Mientras, el pasado 2 de abril se conmemoraron los 39 años de la Guerra de Las Malvinas, cuando bajo el mandato de la junta militar de la dictadura que asoló al país (1976-1983) se decidió “recuperar” ese archipiélago argentino convertido en una lejanísima colonia de Gran Bretaña desde 1833, enviando a militares y soldados. Reino Unido, apoyado por Estados Unidos, mandó a su poderosa flota a “sacar a los invasores”, a los que derrotaron a sangre y fuego.
Estos soldados nunca tuvieron entrenamientos, sino que estaban en el servicio militar obligatorio, todos muy jóvenes, de 18 a 20 años, y fueron llevados a esa aventura, sabiendo que el pueblo argentino siempre ha esperado recuperar la soberanía en esas islas.
Al celebrarse un acto en la provincia de Corrientes, el pasado 2 de abril, uno de los ex combatientes interrumpió un discurso con un reclamo que golpeó al país.
“Todos debíamos estar en las mismas condiciones (de los oficiales) para defender la patria con la vida, pero nada de esto ocurrió.
Los soldados conscriptos debían enfrentar primero a sus jefes, buscar comida por sus propios medios, desde robar en el rancho, que llamamos así a la cocina de regimiento, o matar ovejas para comer”, sostuvo el presidente del Centro de Veteranos Avá Ñaro, Carlos Enriori.
“Si los soldados (muchas veces hambrientos y sin equipos para el frío terrible) eran descubiertos por sus jefes, eran torturados y expuestos a todos los demás soldados como ejemplo de disciplina, estaqueados en la intemperie, bajo la lluvia, bajo el viento y bajo el frío, y muchos de ustedes lo hicieron, caraduras, sinvergüenzas”, dijo indignado, mientras en la ciudad de La Plata los ex combatientes se acostaron en el suelo, con carteles donde pedían justicia para los soldados vejados que fueron los verdaderos héroes de aquellos días.