Hermosillo, Son., Representantes de las comunidades de la etnia comcaác (también llamada seri) en Punta Chueca, Hermosillo, y El Desemboque, en el municipio de Pitiquito, se reunieron en el estero El Sargento para zanjar diferencias políticas después de 15 años. Con este acuerdo los indígenas buscan unir fuerzas a fin de dignificar sus localidades, ubicadas en el desierto, que padecen escasez de agua.
Desde las cuatro de la madrugada, decenas de familias de ambos poblados recorrieron más de 32 kilómetros del desierto de Sonora hasta el paraje El Infiernillo, justo frente a la Isla del Tiburón, punto medio entre las dos localidades, donde el Gran Desierto de Altar se une con el Mar de Cortés.
Al mediodía, las familias indígenas llegaron al lugar donde ondeaban las banderas azul, blanco y rojo de la nación comcaác, que con apoyo de activistas organizó el campamento tradicional Saps, donde se presentó un concierto de rock y rap en su idioma.
Se abrazaron y dijeron estar jubilosos de reunirse en medio de la pandemia de Covid-19, que separó a la tribu aún más.
En entrevista, Joel Barnett Morales, gobernador de la nación comcaác, relató que discrepancias políticas en la etnia apartaron a familias por más de una década; por ello destacó la relevancia de la reunión entre ambos grupos para exigir a los gobiernos federal, estatal y municipales abasto de agua potable.
“Queremos lograr armonía con el pueblo de El Desemboque para llevar la fiesta en paz como familia; por eso es algo histórico, es la primera vez que se hace este encuentro.”
Subrayó que los dos pueblos carecen de agua potable, servicios de salud y empleos, situación que han ignorado las administraciones federales, estatales y municipales.
Agradeció a los músicos y activistas Rubén Albarrán, del grupo Café Tacvba, y Roco Pachukote, de La Maldita Vecindad, por visibilizar el problema, sumarse a la batalla por el agua y por los conciertos que han ofrecido a la comunidad.
“Cuando carecemos de cosas, ni luces de los sonorenses, pero ya vendrán otras personas, como en este caso los muchachos de La Maldita Vecindad y Café Tacvba. Ellos sin ningún interés nos han apoyado mucho. Tomaron a la iniciativa para que las autoridades vean los problemas que hay aquí”, declaró Barnett Morales.
Una vez que ejecutaron sus rituales, cánticos y danzas tradicionales, personas de diversas generaciones formaron un círculo de la paz en el que acordaron luchar por el agua.
El regidor étnico del municipio de Pitiquito, Francisco Fonseca Hoeffer, exhortó a ambos pueblos a iniciar un movimiento por dignificar la calidad de vida de sus hijos y preservar su cultura.
“Esta caminata la hicimos para unir a los dos pueblos en armonía y en la lucha. El hombre blanco, el gobierno, no nos da prosperidad ni agua en Punta Chueca y El Desemboque. Hoy los gobernantes van a trabajar en eso y nosotros los acompañaremos; hoy declaramos lucha en las dos comunidades”, anunció Fonseca Hoeffer en el círculo de la paz.
El presidente del consejo de ancianos de los comcaác, Enrique Robles Barnett, dijo a los presentes que no están pidiendo nada regalado, sino una solución definitiva al desabasto de agua potable, y que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) les condone la deuda por la cual dejó sin energía sus pozos; también demandó acceso a educación hasta nivel superior y una respuesta al conflicto entre los pueblos por la basura que generan.
“El pueblo Comcaác ha dado todos los pasos necesarios para que el gobierno mexicano cumpla con su obligación de abastecer de agua a Punta Chueca. Hemos solicitado reuniones, entregado peticiones, hemos ido ante los tres niveles de gobierno y también ante (la Comisión Nacional de los) Derechos Humanos durante años y no hemos recibido respuesta”, expuso el líder del consejo de ancianos.
En El Desemboque, más de 90 familias han carecido de agua por más de seis meses debido a la falta de suministro de la CFE, por un adeudo de 183 mil pesos, monto que ninguna autoridad municipal ni estatal se ha ofrecido a cubrir, con el argumento de que es época electoral.
En Punta Chueca tampoco hay agua porque se cortó la electricidad a sus pozos y por el funcionamiento de una planta desalinizadora a la entrada del pueblo. “Requerimos una solución orgánica, que no nos exija utilización de energía eléctrica”, dijo Enrique Robles.
Una vez concluida la reunión, en la cual se comercializaron artesanías y se prepararon banquetes tradicionales a la orilla de la playa, las familias instalaron casas de campaña, prendieron fogatas y cantaron bajo la luna llena que iluminó la Isla del Tiburón, donde advirtieron que esperan respuesta antes del 12 de abril, o de lo contrario intensificarán sus protestas.