Ciudad de México. El Fondo Monetario Internacional (FMI) aumentó a 5 por ciento su proyección de crecimiento en México para 2021, por arriba de 4.3 por ciento previsto en enero pasado y para 2022 anticipa un crecimiento de 3 por ciento, 0.5 por ciento respecto a la revisión previa.
La revisión hecha a la economía mexicana se cuenta entre las más altas realizadas por el organismo, por arriba de la media de América Latina, región para la que se prevé crecimiento de 4.6 por ciento en 2021, pero también respecto a los estimados que se lanzaron seis meses atrás es la tercera más alta sólo detrás de India y Estados Unidos.
“En México lo que vemos, y hemos visto por un tiempo, es una velocidad de dos velocidades”, reiteró Gita Gopinath, directora del Departamento de Estudios del FMI. Mientras el país está rebotando de sus niveles de 2020 por la demanda externa, el mercado doméstico permanece sujeto, dijo en conferencia de prensa.
De tal manera que se anticipa un beneficio para México del paquete de 1.9 billones de dólares presentado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Sobre la vacunación, la directiva confió en que durante el segundo trimestre del año incrementará su distribución al país, lo que también acelerará la recuperación económica.
Al dar a conocer las Perspectivas de la Economía Global, con lo que arrancan las Reuniones de Primavera de este organismo y el Banco Mundial, expuso que se proyecta “una recuperación más sólida para la economía mundial” respecto a lo previsto en enero, cuando ya se advertía el inicio de la vacunación en algunos países.
Tras una “contracción histórica” estimada en 3.3 por ciento durante 2020, el rebote en 2021 sea de 6 por ciento –0.5 puntos porcentuales por arriba de lo estimado en enero– y de 4.4 por ciento durante el próximo año, también un aumento de 0.2 puntos porcentuales frente a la revisión previa.
Recalcó que hay una mejora considerable para Estados Unidos; se proyecta que ese país crezca 6.4 por ciento en 2021, 1.3 puntos porcentuales por arriba de los previsto; y para China se prevé crecimiento de 8.4 por ciento, una revisión al alza de 0.3 puntos porcentuales respecto a lo publicado tres meses atrás.
Pronosticamos para las economías de mercados emergentes y en desarrollo un crecimiento de 6,7% en 2021, que se moderará a 5% en 2020.
— FMI (@FMInoticias) April 6, 2021
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El organismo expuso que hay divergencias en la recuperación entre países y dentro de ellos. “Si bien la economía de China ya había regresado al PIB anterior a la pandemia en 2020, no se espera que muchos otros países lo hagan hasta 2023”. Mientras “las economías con una implementación de vacunas más lenta, un apoyo político más limitado y más dependientes del turismo” no han tenido iguales resultados.
Con algunos países que llegarán a la vacunación generalizada de su población durante este verano, la mayoría, especialmente los de bajos ingresos, probablemente tendrán que esperar hasta finales de 2022. Esto abultará las brechas en los niveles de vida, consideró el FMI.
Se proyecta que la pérdida anual promedio en el PIB per cápita durante 2020-24, en relación con los pronósticos previos a la pandemia, será de 5.7 por ciento en los países de bajos ingresos, de 4.7 por ciento en los mercados emergentes y de 2.3 por ciento en las economías avanzadas.
Como resultado, “estas pérdidas están revirtiendo los avances en la reducción de la pobreza y se espera que 95 millones de personas adicionales hayan entrado en las filas de los pobres extremos en 2020”, en comparación con las proyecciones que había previo a la pandemia.
El FMI aseguró que los 16 billones de dólares en apoyo fiscal que se lanzaron el año pasado evitaron una pérdida que hubiera sido tres veces peor dado “el severo colapso del año pasado”. Expuso que debido a que se evitó una crisis financiera, las pérdidas a mediano plazo serán 3 por ciento menores que después de la crisis financiera mundial de 2008, pero estarán recargadas en los mercados emergentes y los países de bajos ingresos.
Consideró que si el énfasis de las economías debe ser en la salud, priorizando el gasto en atención médica, en vacunas, tratamientos e infraestructura de atención médica y el apoyo fiscal debe estar bien orientado a los hogares y empresas afectados.
Además de priorizar la inversión en infraestructura verde y digital, así como en el fortalecimiento de la asistencia social “para detener la creciente desigualdad”. Para financiar estas políticas “será esencial mejorar la capacidad tributaria, aumentar la progresividad tributaria (sobre los impuestos sobre los ingresos, la propiedad y la herencia), implementar la fijación de precios del carbono y eliminar los gastos innecesarios”, así como modernización de los impuestos corporativos internacionales, limitar la transferencia fronteriza de ganancias, la elusión fiscal y la evasión.