Los retos que las mujeres aún tienen que librar y “señalar las violencias e intolerancias que les hacen la vida más difícil” son algunos de los ejes en que se desarrolla la cinta Los días más oscuros de nosotras.
Dirigida por Astrid Rondero –también guionista–, la película protagonizada por Sophie Alexander-Katz “es una carta de amor hacia la sororidad y la resistencia”.
En la trama, Ana es una arquitecta que encabeza un proyecto de construcción por el cual regresa a Tijuana, su ciudad natal, donde “enfrenta el dolor y la oscuridad de su memoria”. No ha superado la muerte de su hermana y el día en que el deceso ocurrió es una imagen “fragmentada y nebulosa” que la persigue con el paso de los años.
Medio hostil
Con este personaje “buscamos crear intriga porque es una mujer de la cual se desconoce gran parte de su pasado que ha marcado su personalidad; además, tiene una herida de infancia muy fuerte, pero paulatinamnte se abre al mundo, en un medio hostil, hasta que llega Silvia, quien será la pieza faltante que le permitirá cerrar ese recuerdo”.
En realidad, Ana “nos recuerda a nosotras mismas, porque fuimos mujeres quienes hicimos la cinta; sentimos empatía y cercanía por este personaje, porque vimos que nos estábamos narrando mientras se realizaba la filmación”.
También “se habla de los micromachismos, así como de esas pequeñas cosas que hacen que las vidas de las mujeres sean más complicadas que las de sus pares masculinos. Eso es algo que todavía vivimos y es importante seguirlo presentando en pantalla”, puntualizó la directora.
Entre los aspectos que sobresalieron gracias a la cinta “fueron esas similitudes que como mujeres cineastas hemos tenido en esta industria, pues en el mundo de Ana también predomina el género masculino; además, enfrentamos a Tijuana, lo fuerte e interesante que resulta esta ciudad y utilizarla fue una gran experiencia para contar una historia sobre el pasado”.
Enfatizó: “A veces se cree que se dejaron las vivencias en el pasado, pero la realidad es que éstas siguen, están ahí, hasta que no se cierran los círculos de violencia”.
Otro elemento que sobresale es “la vida nocturna de Tijuana y las mujeres que trabajan en los table dance y bares nudistas; son múltiples las historias que se encuentran en estos empleos, así como la cultura de la violencia son temas que también se exploran en la cinta”.
Los días más oscuros de nosotras, definió Rondero, “tiene que ver con el devenir de nosotras mismas, nuestras experiencias como profesionales; al filmarla llegamos a sentir que necesitábamos reclamar espacios y derechos. Verla es una celebración porque nos habla de cómo la vida siempre te ofrece otra oportunidad”.
La cinta ha sido seleccionada en más de 30 festivales internacionales. Estrenada en ciudades del país, se proyecta en salas de la capital y la Cineteca Nacional.