Un lamento, un sollozo que rasga el alma, fue lanzado al escenario de la virtualidad por la cantante y compositora Jen Shyu, invitada por el festival Transfrontera Nueva York.
Su voz, unida a la interpretación con instrumentos tradicionales de Asia, compartió un breve recital con su música que hace un ritual para el duelo y la pérdida.
La biwia japonesa, el lunar taiwanés y piano se unieron a los cantos de la artista estadunidense, quien proclama que “la humanidad ha perdido su habilidad para comunicarse con la naturaleza”, idea que prevalece en Zero Grasses: ritual for the losses, su álbum que se lanzará el próximo 23 de abril.
El disco estaba programado para hacerse público desde el otoño pasado. En una entrevista en 2019 habló que relata la idea de un mundo sin hierbas ni flores: “estamos lidiando con muchos ceros hoy en día”. También, incluye temas “de los que no se habla o que son tabú”.
La multinstrumentalista y bailarina realizó el concierto virtual como parte del festival que organiza la dirección de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La selección para el segundo ciclo del encuentro, del 11 de marzo al 22 de abril, fue realizada por John Medeski, tecladista y compositor de vanguardia del jazz neoyorquino.
La consigna es presentar música innovadora desde distintas partes del mundo, gracias a conciertos realizados especialmente para el público mexicano.
Jen Shyu, quien reside en el barrio neoyorquino de Brooklyn, fue la tercera en participar en la serie de conciertos en solitario que se transmiten en línea, y quedan grabados, en los perfiles de YouTube y Facebook de Música UNAM.
La artista nació en 1978, en Illinois, hija de inmigrantes de Taiwán y Timor. Recibió formación como intérprete de música clásica con violín y piano, además de estudiar ballet, teatro y opera.
Algunas de sus canciones, como When i have power (Cuando tengo poder), hablan sobre el racismo y el rechazo por aquello que es diferente.
En la reciente presentación abrió con la pieza Invocation (Invocación), apareció en pantalla en solitario, con sus instrumentos, instalada en un escenario casero. La música de unas botas para uso rudo danzaron brevemente, originando sonido de percusiones, mientras lamayor parte del tiempo abrazó los instrumentos de cuerda, su voz lanzando un lamento, un aullido por la humanidad.
Su música, considerada como jazzexperimental, se conjunta con los antiguos cantos chamánicos de Indonesia, Japón, Corea y Timor, que dan pie a la improvisación y experimentación.
Muchas de sus presentaciones enlazan la danza con la música en poéticas producciones escénicas. Jen Shyu canta con el movimiento de su cuerpo, danza con su voz.