Rabat, Marruecos. Cuando el marroquí Belhussein Abdelsalam fue arrestado y perdió su empleo hace tres décadas, vio a Charlie Chaplin en televisión y en ese momento decidió emprender una nueva carrera: personificar al actor y cineasta británico famoso por su personaje de Charlot.
Abdelsalam ha actuado en las calles de la capital de Marruecos casi cada día desde entonces. Hacer reír a la gente que le da un sustento escaso: Gana menos de 150 dólares al mes de propinas. Pero está orgulloso de ser una celebridad callejera conocida entre los residentes simplemente como Charlo.
El ex fotógrafo de deportes ve paralelos entre él y la leyenda del cine, cuyo humor y rostro maquillado ocultaban dolorosas memorias de la infancia. De la misma forma, imitar a Chaplin le dio a Abdelsalam una máscara cómica para ocultar sus propias tristezas y dificultades.
“Cuando perdí todo me convertí en Charlie Chaplin, (quien) hizo reír y llorar al mundo sin decir una sola palabra”, dijo. “Es una persona única que luchó contra la discriminación y unió (a todos)”.
Los agridulces días de Charlo transcurren en la avenida principal de la capital, Avenida Mohammed V. Lleva globos, máscarillas, zapatos extragrandes, trompetas, comida para palomas y una sonrisa.
En un minuto puede retocarse el maquillaje usando un espejo roto en una florería. Al siguiente puede estar encantando a niños con trucos de magia e imitaciones o alborotar a las palomas repartiendo bolsas con semillas.
Pero también carga con los fantasmas de su pasado. Siempre lleva con él fotografías de su carrera anterior e imágenes de él cuando era un joven involucrado en la política. Las imágenes fueron tomadas antes de que fuera arrestado y pasara un año en prisión en la década de 1980 por actividades que Abdelsalam dice que estaban relacionadas con su activismo político y periodismo. Esto ocurrió durante el reinado de Hassan II, antes de que Abdelsalam se volviera Charlo.