Ciudad de México. Durante el primer día de vacunación en Iztapalapa, el número de asistentes superó la preparación en la sede del Servicio de Transportes Eléctricos (STE). Más de 900 personas resultaron insuficientes para los cientos que acudieron por el antígeno ruso Sputnik V. Tampoco alcanzaron las sillas de ruedas y la fila de ingreso se extendió más de dos kilómetros.
Caminar hasta las carpas de registro pareció maratón, comentaron los adultos de 60 y más que ya habían superado los obstáculos.
A toda persona que solicitó el ingreso a la sede los jóvenes a cargo recomendaron formarse tal y como llegaban, pese a la cita que previamente muchos tenían.
Otros arribaron tarde, no respetaron la cita y quienes aún trabajan intentaron adelantarla sin considerar que no les correspondía, lo cual originó aglomeraciones que impidieron preservar las medidas sanitarias, principalmente de sana distancia.
Don Anselmo apenas se enteró que debía formarse y apoyado en su bastón apretó el paso. Conforme caminaba al final de la hilera sobre Municipio Libre los conductores abrían su puertas y descendían más adultos mayores.
Todos buscaban llegar primero, lo hicieron a pie, intentaron correr y los más audaces hasta en bicicleta, pero también hubo quienes manejaron su auto en las estrechas calles de la colonia San Andrés Tetepilco y se metieron en doble sentido.
Herminia fue la primera en llegar a la avenida Andrés Molina Enríquez, el sudor en su frente reflejaba su esfuerzo. Entró por la calle que da nombre a la colonia y tras caminar varias cuadras tomó su lugar, tras ellas otros más y mucho después llegó don Anselmo, que sus 80 años “no me permitieron ir más rápido”.
La fila avanzaba con rapidez, pues el tiempo de atención fue de 75 minutos entre la espera y la vacunación. Para evitar la molestia de quienes acudieron incluso sin que les correspondiera, se informó que todos serían atendidos.
Después de supervisar las distintas sedes, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, informó en sus redes sociales que se atendía a la gente que estaba en la filas en Iztapalapa y se comprometió a vacunar hasta el último adulto mayor formado.
En las sedes Telecomm y del deportivo Santa Cruz Meyehualco también hubo largas filas, ya que acudieron muchos sin que les correspondiera por su apellido.
“Ninguna nos va a matar, todas son buenas”, pregonan
Elba Mónica Bravo
La esperaban “con ansias” desde febrero sin importar su procedencia, “porque todas son buenas y México es afortunado de contar con ellas. Ninguna nos va a matar”, dijo Lourdes Cacho, de la colonia Maximino Ávila Camacho. Es la vacuna Sputnik V, de origen ruso, que médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social aplicaron a adultos de 60 años y más en Gustavo A. Madero.
En un recorrido por el deportivo Carmen Serdán, la Biblioteca Nacional de Ciencia y Tecnología del Politécnico, en Zacatenco, y en la Escuela Nacional Preparatoria 9, de la UNAM, tres de las siete sedes en esta alcaldía, llegaron cientos de adultos que se formaron desde antes de las siete de la mañana para ser inoculados y por momentos se perdió la sana distancia.
Todos llevaban cubrebocas, caretas, algunos portaban guantes, otros cargaron cobijas, sillas, bancos y hasta paraguas para taparse del sol mientras ingresaban. En el Carmen Serdán y la prepa 9 algunos adultos se quejaron de la desorganización en la fila para ingresar, “como buenos mexicanos aprovecharon otros para meterse”.
Sergio Bernal, de la colonia El Coyol, dijo que al final se metieron personas en la fila, por lo que no se respetó el horario de las citas; sin embargo, señaló que lo importante es que hubo vacunas para todos; mientras, Leonor Cruz se mostraba contenta y sentirse “mejor preparada para enfrentar la oleada que se nos venga después de Semana Santa”.
Maximiliano Jacobo, de la Cuchilla del Tesoro, expresó con nostalgia que fue afortunado después “de todos los que se fueron”.
En la sede del IPN, un hombre presumía que no se le notaban más de 60, pero ante la multitud lo único que lo animaba a formarse fue enterarse de que “es la Sputnik, la rusa, quería que me tocara esta”.
Verónica Chávez mencionó que la esperaba “con ansias porque no llegaba y eso que somos donde hay más contagios, pero también como somos muchos se necesitaba que alcanzara para todos”. A su vez, Cándido Colín dijo que desde que fueron vacunados en Xochimilco “la estoy esperando, pero ya llegó”.
Corina González, de 86 años, recordó que su esposo e hija fallecieron hace un año por Covid-19, mientras otros 10 familiares resultaron contagiados.
Todos coincidieron en que fueron bien atendidos; sin embargo, Alicia Barreiro, de 85 años, dijo que en el tumulto una mujer “con chaleco verde” se quedó con su credencial para votar, fue el único incidente”, pero confió en que este sábado pueda recuperar su identificación.