No hay momento histórico en la sección 18 de la CNTE que no se pueda mirar a través de la vida y de la participación política del profesor Juan Melchor Román, desde el origen de la disidencia magisterial en Michoacán hasta las magnas batallas nacionales contra las reformas educativas, laborales y de la seguridad social impuestas en tiempos del neoliberalismo y del actual gobierno de la Cuarta Transformación.
De origen indígena, se forjó como maestro rural desde muy joven y pronto se convirtió en una institución reconocida como el líder magisterial arquetípico del militante de la vieja guardia que se reconocía maestro pueblo y se había consolidado en la ética inquebrantable del movimiento democrático sindical a ras de piso en cada movilización, en cada espacio asambleario donde se debatían los grandes problemas de la nación. Sin embargo, la formación política que definió su horizonte ideológico no se limitó a las disertaciones de naturaleza gremial ni tampoco a la lectura ortodoxa del marxismo o a los círculos cerrados de las estructuras partidistas leninistas.
Era un hombre de pueblo y de raíces ancestrales que simpatizaba con los movimientos por la liberación nacional, con los planteamientos emancipadores de los intelectuales indoamericanos, donde identificaba la permanencia continental de unas élites criollas, primero serviles a los imperios coloniales y después al capital trasnacional, cuya antítesis es la unidad magisterial, obrero, campesino y popular de las castas indígenas, mestizas, afrodescendientes y patrióticas.
Por ello Melchor no dudó en ser fundador y dirigente al más alto rango del Movimiento por la Liberación Nacional (MLN), hasta que el Covid-19 le arrebató la vida; su militancia y compromiso tienen una larga trayectoria difícil de resumir: promotor de los Diálogos Nacionales a los que convocó don Pablo González Casanova, fundador de la Nueva Central de Trabajadores en medio de la embestida contra el Sindicato Mexicano de Electricistas, convocante de la Convención Nacional Popular con la que se atendió el llamado urgente del pueblo a la normal rural Isidro Burgos ante la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, activista y dirigente en la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, miembro de la iniciativa Constituyente Ciudadana Popular al lado del arzobispo de la teología de la liberación Raúl Vera, fundador y dirigente de la Plataforma Político Social Nuevo País, por mencionar algunos de los más destacados espacios de lucha.
Compartió, vivió y luchó por el mismo ideal bolivariano de la unidad y la libertad nuestramericana. Tras una década de participar en congresos y encuentros internacionales en México, Chile, Bolivia, Venezuela, Perú y Panamá, logró consolidar con fuerza el sendero para una central continental de trabajadores y trabajadoras de la educación, que está en proceso de constitución. Fue fundador de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) movimientos sociales y representante en ella del capítulo México, donde estrechó la mano de Evo Morales y Nicolás Maduro, pero también de cientos de organizaciones de propuesta y contrapeso a los gobiernos de la izquierda como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil. Recientemente impulsó la creación del Foro Social Mesoamericano y del Movimiento Social Mesoamericano, así como la organización de la Internacional Comunera, donde se articula una instancia de coordinación de organizaciones políticas partidarias y otra de movimientos sociales que coinciden en la vía comunal para la liberación nacional y el socialismo, cuyo congreso contaría con su presencia el próximo septiembre.
Su huella por la Dirección Política Nacional de la CNTE es innegable. En 2012 recorrió el país coordinando los foros de información y denuncia sobre la reforma educativa, laboral y administrativa de Peña. Los siguientes años de la imposición reformista organizó las resistencias magisteriales emergentes en el norte, occidente y oriente del país, donde la coordinadora no tenía mayor presencia, contribuyendo a consolidar estructuras democráticas como el Movimiento Magisterial Popular Veracruzano que rompieron con 30 años del cacicazgo del SNTE encabezado por Nicolás Calleja o el crecimiento y fortalecimiento del Movimiento de Resissstencia de Baja California.
Durante dos años, él recopiló un vasto expediente de denuncias y violaciones a los derechos laborales de los maestros mexicanos, que incluyó las afectaciones de las reformas educativas neoliberales, principalmente la del Pacto por México, documento que presentó ante la instancia internacional del Tribunal Permanente de los Pueblos en representación del sindicalismo magisterial y de la CNTE. Su trabajo fue de suma valía para que el Estado mexicano fuera declarado culpable.
Militante de una dimensión holística envidiable, lo mismo hacía trabajo de base que propuestas pedagógicas; participaba de trayectos de formación de cuadros y de tareas de dirección de movimientos, igual que de coordinación y sistematización de las mesas nacionales con la SEP o la Presidencia de la República. Por si no fuese suficiente su grandeza humana, además era un amigo leal y comprometido, un padre excepcional y un esposo amoroso que compartió sueños, batallas y esperanzas hasta su último aliento al lado de su compañera de vida, la profesora Mirna Santiago Gallegos.
* Doctor en pedagogía crítica