Santiago. La Cámara de Diputados de Chile aprobó ayer postergar hasta el 15 y 16 de mayo próximos las elecciones de delegados constitucionales, alcaldes, concejales municipales y gobernadores regionales previstas para el 10 y 11 de abril, una reprogramación forzada por las pésimas condiciones sanitarias que va dejando la incontrolable propagación de la pandemia del Covid-19.
Con 80 por ciento (15 millones de personas) de la población en cuarentena forzosa –incluida la totalidad de Santiago–, el sistema hospitalario público y privado está a 96 por ciento de su capacidad de camas críticas, mientras la positividad de los exámenes de PCR va en aumento y sobrepasa 13 por ciento, con entre 5 mil y 8 mil nuevos casos diarios desde hace dos semanas.
Chile, con unos 19 millones de habitantes, se acerca al millón de contagios y suma más de 23 mil personas fallecidas por Covid desde que en marzo de 2020 se produjo el primer caso local.
Expertos y el Colegio Médico advierten que el pico de la segunda ola probablemente llegará en dos semanas más, justo cuando las cuatro elecciones simultáneas debían realizarse, temiéndose que la concurrencia a las urnas pudiera agravar la diseminación del virus.
La oposición ha exigido al presidente Sebastián Piñera realizar transferencias monetarias directas a las familias –y no el enredado y lento sistema de subsidios focalizados en que está empeñado– para evitar que las personas salgan de sus casas a trabajar, lo mismo que verdaderas acciones de confinamiento, como, por ejemplo, el cierre de aeropuertos.
Pese a lo extenso de la cuarentena, a todas luces las restricciones de desplazamiento no se cumplen y millones de personas obtienen los pases sanitarios que les posibilitan transportarse por las ciudades, además de que las empresas cuyas actividades son consideradas “esenciales” disponen de “permisos colectivos” para la movilidad de sus empleados.
La situación fue reconocida por el ministro de Salud, Enrique Paris, quien adelantó que se tomarán nuevas medidas: “tenemos que ponernos más estrictos”, porque “parece que Santiago no está en cuarentena; algo hay que hacer para disminuir la cantidad de gente en circulación”.
El cuasi colapso hospitalario –los médicos advierten que se agota la posibilidad de más camas con respiradores artificiales y que tampoco hay capacidad para ocuparse de ellas con especialistas intensivistas, junto con el agotamiento del personal– ha menoscabado la exitosa campaña de vacunación, que supera 6.5 millones de personas, la mitad de ellas también con la segunda dosis.
Los expertos han explicado que la incontenible ola de contagios se debe a que entre enero y marzo se otorgaron casi 4 millones de permisos de vacaciones, desplazamientos que diseminaron la enfermedad, lo mismo que la insistencia en comenzar el año escolar, y que la celebrada campaña de vacunación produjo una engañosa sensación de seguridad.
“Chile cometió un error crítico: su gobierno alivió las restricciones para los viajes, los negocios y las escuelas demasiado pronto, creando una falsa sensación de confianza en que la pandemia había terminado”, sostuvo Feigl-Ding, epidemiólogo de la Universidad Harvard.
Las ayudas económicas focalizadas, además de ser complejas de solicitar y lentas de obtener, son escasas, lo que forzó a millones de personas que trabajan por cuenta propia a salir a la calle para obtener el sustento diario.