La Habana. La imagen de un paisaje urbano de La Habana con sus coloridos balcones se convirtió en la primera fotografía NFT en subastarse de un artista residente en Cuba, con lo que la isla se sumó al creciente mercado de arte como activos virtuales que atraen a coleccionistas y aficionados a la tecnología.
Las NFT (non-fungible token, por sus siglas en inglés) son piezas únicas y digitales, sin existencia física, que se compran y venden mediante criptomonedas —divisas virtuales— a través de plataformas especiales.
“Estaba extremamente emocionado”, dijo este miércoles Brett Perlmutter, directivo de negocios de Google para Cuba y quien se llevó la obra Hotel Habana 3/10 del fotógrafo Gabriel Guerra Bianchini, cuya subasta estuvo abierta hasta la medianoche del martes.
“Para mí esto está en el cruce del arte y la tecnología. Yo he dedicado mi carrera profesional a la tecnología y también soy un fanático y coleccionista de arte cubano”, agregó Perlmutter, de 34 años y economista de formación quien dijo que adquirió la pieza a título personal.
La venta se desarrolló en la plataforma OpenSea, dedicada al criptoarte, y se cerró en 1.6 Ethereum, una moneda virtual equivalente a unos dos mil 900 dólares.
La obra fotográfica, un collage, muestra de frente un conjunto de varios edificios habaneros con sus decenas de balcones pintados de colores, la ropa tendida y la gente asomando. Estilos arquitectónicos y estados constructivos se conjuntan para dar una imagen de muchas partes superpuestas.
Guerra Bianchini, de 36 años, aseguró que dada la novedad de esta experiencia este “edificio utópico” será el puntapié de una nueva etapa en su carrera.
“Los NFTs y el arte comercializado por criptomoneda es como otro idioma nuevo que aprender. Saber que esto estaba naciendo en medio de una pandemia, con galerías cerradas, sin viajes, ni ferias de arte, fue como ver una ventana abierta a un mundo nuevo donde mi trabajo podía encajar perfectamente”, explicó el artista.
“Sentí una tremenda euforia. Tantos días estudiando sobre esto, tantas puertas que toqué para que me ayudaran a vencer las barreras que me impedían publicar un NFT”, agregó Guerra Bianchini.
La tarea es complicada desde la isla, donde la conexión a internet es limitada y cara y puede resultar difícil entender el cibermundo. No obstante, en muchas capitales destacadas de arte en Estados Unidos y Europa es cada vez más común encontrar espacios dedicados a esta forma de desarrollar y comercializa las obras.
Precisamente por ser un artista que viene del papel y las formas más tradicionales, Guerra Bianchini indicó que entregará también a modo de cortesía al comprador una reproducción en físico.
“Vengo del arte tradicional, al subir el NFT no me entraba en la cabeza el hecho de que esa persona no reciba su obra impresa para colgarla en una pared”, reconoció el fotógrafo, quien ya publicó otra obra en otra plataforma, en este caso, una imagen animada con voz de su hija y música de su hermano y esposa. “¡Y claramente me dijeron que a muchos coleccionistas de NFT no les interesa la pieza impresa!”.
Perlmutter, el comprador, explicó que su flamante adquisición ya está guardada en “wallet” (billetera) electrónica, aunque piensa usar un marco digital para reproducirla y disfrutarla. Mientras, la usará de fondo de pantalla.