Madrid. Una investigación del Instituto Buck y la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, sugiere que las infecciones víricas crónicas, como la hepatitis C o el VIH, tienen un impacto profundo y duradero en el sistema inmunitario humano, de forma similar a lo que ocurre durante el envejecimiento, según publican sus autores en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Utilizando la inmunología de sistemas y la inteligencia artificial, los investigadores perfilaron y compararon las respuestas inmunitarias de una cohorte de individuos que envejecen, de personas con VIH que siguen una terapia antirretroviral a largo plazo y de personas infectadas por hepatitis C (VHC) antes y después de que el virus fuera tratado con un fármaco que tiene una tasa de curación hasta de 97 por ciento.
Las alteraciones compartidas en el sistema inmunitario incluyen incremento de la memoria de las células T, regulación al alza de las vías de señalización intracelular de la inflamación y disminución de la sensibilidad a las citocinas en los linfocitos y las células mieloides.
“La inflamación crónica derivada de la disfunción del sistema inmunitario está asociada a muchas de las enfermedades del envejecimiento. Si la infección vírica crónica contribuye a la disfunción inmunitaria asociada a la edad sigue siendo una cuestión abierta, pero estudios de este tipo proporcionan una forma de empezar a obtener respuestas. En este momento está claro que tanto el envejecimiento como las infecciones virales crónicas dejan marcas profundas e indelebles en la inmunidad”, explicó David Furman, profesor asociado del Instituto Buck y autor principal del trabajo.
Producción de anticuerpos
En las infecciones víricas agudas el organismo suele ser capaz de eliminar el agente agresor, y el sistema inmunitario (en el mejor de los casos) produce anticuerpos que protegen contra infecciones similares: pensemos en los resfriados comunes y las gripes estacionales. Pero hay virus, además del VIH y el VHC, que pueden permanecer vivos, estableciendo una “casa huésped-parásito” en el cuerpo, en algunos casos sin que las personas sean conscientes de ello.
Furman afirmó que, dependiendo de la ubicación geográfica, entre 70 y 90 por ciento de la población está infectada por el citomegalovirus, que es inofensivo en individuos sanos y sólo resulta problemático para las embarazadas o las personas con sistemas inmunitarios comprometidos. Varios virus del herpes (que causan el herpes genital, el labial, la varicela y la mononucleosis) también pueden provocar infecciones crónicas.
“Cada uno de nosotros tiene su propio viroma, conjunto de las infecciones víricas que tienes a lo largo de tu vida. Probablemente hayas sido infectado por 12 o 15, o incluso más virus que no sabías que tenías. Afortunadamente, ahora existe una tecnología que nos permite perfilar estas infecciones en la población humana; nos está ayudando a avanzar en este tipo de investigaciones”, agregó Furman.
Destacó que este estudio es el primero que incorpora plenamente el concepto de inmunología de sistemas y analiza de forma holística el sistema inmunitario utilizando las mismas plataformas tecnológicas en diferentes cohortes de pacientes.
El estudio demostró que en los pacientes con VIH, las desregulaciones del sistema inmunitario eran evidentes a pesar de haber sido tratados con fármacos supresores del virus durante más de 10 años. Pero la eliminación del VHC (mediante el fármaco sofosbuvir) restablecía parcialmente la sensibilidad celular al interferón-a, que inhibe la repreproducción viral.
“Esta plasticidad significa que hay espacio para intervenir tanto en las infecciones virales crónicas como en el envejecimiento. Sólo es cuestión de identificar y comprender las vías y redes moleculares involucradas”, añadió.
El trabajo identificó cambios en STAT1, principal factor de transcripción activado por los interferones, que tiene un papel importante en las respuestas inmunitarias, en particular frente a patógenos virales, micobacterianos y fúngicos.