El Covid-19 exacerbó las “barreras estructurales” ya existentes en materia de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. A ello se suma la incidencia de grupos “ultraconservadores”, “fundamentalistas” y “antiderechos”, así como el cierre de servicios y las reconversiones hospitalarias a causa de la pandemia.
En el panel Salud y derechos sexuales y reproductivos (SDSR). Comprender los desafíos a la autonomía corporal, el acceso y el respeto a la SDSR en el contexto del Covid-19, realizado en la jornada inaugural del encuentro global Foro Generación Igualdad, Teresa Alarcón Rodríguez, del Colectivo Rebeldía, indicó que debido a la emergencia sanitaria, en diversos países “fueron interrumpidos los servicios de aborto legal, de dotación de métodos anticonceptivos, de medicación para la población con VIH y se afectó la atención a las sobrevivientes y víctimas de violencia”.
Resaltó que “se ha vuelto más urgente que nunca avanzar en garantizar plenamente la autonomía de nuestros cuerpos, reconociéndolos como el primer territorio que habitamos”.
Además, el Covid-19 ha “evidenciado la desigualdad y el agotamiento de un sistema social, económico y político que no tiene otra agenda más que la privatización de todo, incluida la vida. El neoliberalismo no es camino para alcanzar vidas dignas y felices”, en especial en el caso de las mujeres.
Expuso que la intromisión de “grupos ultraconservadores, fundamentalistas y antiderechos fue notable en época de pandemia y confinamiento”.
Aydé García, de Católicas por el Derecho a Decidir México, explicó que la pandemia generó “afectaciones a la salud de las mujeres, sobre todo en los derechos sexuales y reproductivos; se agudizaron las barreras estructurales que han impedido alcanzar los objetivos trazados en programas nacionales y en compromisos a escala internacional. Se ha afectado el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva”, con una infraestructura de por sí “insuficiente”.
Criticó el “estigma por parte de profesionales de la salud, quienes mantienen visiones conservadoras alrededor de la salud sexual y reproductiva, incluyendo el aborto, la violencia obstétrica y el acceso a métodos anticonceptivos”.
Laila Baker, directora regional para los estados árabes de la Oficina de Coordinación de Desarrollo de la ONU, señaló que se deben encontrar las vías para que los movimientos de mujeres y feministas puedan establecer alianzas con los gobiernos, con el fin de promover los derechos a la salud sexual y reproductiva, “sobre todo cuando hemos visto regresiones en algunos países, además de medidas punitivas en contra del ejercicio de los derechos de mujeres y niñas”.