La narrativa de caída y redención es usual en el boxeo. En un mes, Andy Ruiz será el protagonista de una historia en ese registro, admite don Andrés, el padre del primer mexicano en ganar un campeonato mundial de peso completo.
Una proeza que sólo duró seis meses tras la derrota ante Anthony Joshua en diciembre de 2019. Desde entonces, Andy no pelea y tras un periodo de opacidad e incertidumbre, retomó su carrera integrado al equipo del Canelo Álvarez con la dirección del entrenador Eddy Reynoso.
“Fue un renacimiento”, describe don Andrés; “después de perder el campeonato, Andy se convirtió en un muchacho deprimido y desmotivado. Tenía que cambiar de equipo de trabajo y lo mejor fue acudir con el Canelo team, porque ahí son serios y le exigen entrega total”.
Desde que llegó a trabajar con Reynoso, sus compañeros de trabajo son los campeones Ryan García, interino en peso ligero; Óscar Valdez, en superpluma, y Canelo Álvarez, en supermediano. Un ambiente deportivo y laboral célebre por la disciplina con la que entrenan.
Andy ha dejado de ser el boxeador con sobrepeso, flácido y con abdomen prominente. Luce delgado y fuerte. Su boxeo también se ha transformado; ahora es más táctico y veloz. “Eso se contagia al trabajar con tanto campeón”, sostiene don Andrés; “es un ambiente donde no le festejan nada. Imagínense que a diario ve cómo llega a trabajar el Canelo, a pesar de estar en la cima del éxito, acude como si fuera novato, a primera hora ya está trabajando. Eso mismo ha copiado el Andy”.
El 1º de mayo peleará contra otro boxeador nacido en Estados Unidos, pero muy apegado a sus raíces mexicanas, Chris Arreola.