Cuatro Ciénegas, Coah., El agotamiento de las fuentes de agua y el abuso de ella entre los productores de leche, cerveza y carne obligan a una labor de persuasión del gobierno para el uso moderado del líquido, pero si no hay respuesta, se pondrá límite y orden, advirtió el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Tenemos que convencer a todos de cuidar el agua, de conservarla, de manejarla racionalmente. Debe ser una concientización, y nosotros ayudar para que se logre ese propósito. Si no avanza esa idea, entonces tendríamos que tomar decisiones enérgicas, estrictas, porque por encima de todo está el agua y está la vida.”
En la tierra del caudillo Venustiano Carranza dijo estar convencido de su valía histórica y se pronunció sobre la imperfección de aquel como ser humano y como presidente, pues “la perfección sólo corresponde al Creador”.
Al terminar su gira de trabajo en el centro-norte del país –la última antes de iniciar el periodo de campañas electorales–, fue conducido al valle de Cuatro Ciénegas hasta el rancho propiedad de la familia González Felán –herederos de la estirpe de Venustiano Carranza–, donde brota un manantial del agua más pura, utilizada para alimentar vacas y regar enormes campos de producción de hortalizas y frutas.
En medio del área natural protegida, declarada así en 1994, López Obrador abordó con claridad el tema de la crisis que se deja ver en torno al líquido.
“Vamos nosotros a apoyar con este propósito y con la idea de no prohibir, pero todo tiene un límite. Si se quiere arrasar y destruir la naturaleza nada más por la codicia, pues vamos a poner orden y vamos a tomar decisiones.”
Minutos antes, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), María Luisa Albores, había externado que la determinación presidencial es separar al poder público del privado, y López Obrador ratificó esa línea de conducta en su gobierno, porque el neoliberalismo es un sistema que ya demostró su obsolescencia.
“Nos conviene que haya una separación entre el poder económico y el poder político, para que el gobierno represente a todos, a ricos y a pobres. Que el gobierno no esté al servicio de una minoría, porque en el neoliberalismo durante 36 años tenían acaparado al gobierno.
“Ahora ese modelo ha demostrado su rotundo fracaso, porque destruye el territorio, destruye la naturaleza, empobrece y lo único que causa es más desigualdad, más confrontación, más resentimientos, más odios, más violencia. No es un proyecto para la paz y para el gobierno, estaba secuestrado el gobierno.”
Su crítica tiene que ver con lo irracional que es ese modelo, “que parte del sofisma de que no hace falta el Estado, no hace falta la planeación, que todo hay que dejarlo al mercado y, lo más importante, es producir a costa de lo que sea: el Estado tiene que jugar un papel en la planeación para ordenar el desarrollo”.
Así, mientras desplegaba su exposición política e histórica, detrás de él, el borbotón seguía produciendo agua para las vacas y el riego. Y enfrente observaba las cuatro ruinosas paredes que a mediados del siglo XIX sirvieron de refugio –proporcionado por Juan José Carranza, abuelo de Venustiano Carranza– al general Mariano Escobedo, entonces buscado por las fuerzas que respaldaban a Maximiliano de Habsburgo.
Dio cuenta de que las cosas han cambiado, y en el caso del manejo del agua eran los empresarios más influyentes los que ponían al director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), y ahora no, la directora es una investigadora que no se va a vender.
“Con el periodo neoliberal se apostó nada más al crecimiento económico, a crecer por crecer y no se cuidó el medio ambiente ni se preocupó de la situación del pueblo, era crecer, crear riquezas al costo que fuese.
“Es cosa de pensar cómo nos entregaron nuestros padres el país y cómo lo vamos a entregar nosotros a nuestros hijos, a nuestros nietos.
“La leche es agua, entonces, ¿por qué no, sin dejar de producir la cerveza y la leche…? Aunque es mejor la leche que la cerveza, bueno, así lo recomienda Ricardo Anaya, de que ya no se tomen caguamas”, y de plano no se aguantó la risa.