La designación de los cinco candidatos de Morena a las presidencias municipales y de quienes buscarán las ocho diputaciones federales dejó una estela de daños que otras fuerzas en Baja California quieren capitalizar. Jorge Hank Rhon y su equipo están haciendo ofertas a quienes se quedaron fuera de unas encuestas que nadie ha visto.
Uno de los objetivos del hankismo es la ex secretaria de Honestidad y la Función Pública del gabinete de Jaime Bonilla, Vicenta Espinosa, quien salió bien ubicada para la alcaldía de Tijuana en varios sondeos, no así en el que ordenó Morena, el cual le dio la candidatura a la diputada local con licencia Monserrat Caballero.
La presidencia municipal de Tijuana y las diputaciones federales se convirtieron en el centro de las disputas. La candidata a la gubernatura, Marina del Pilar Ávila, tuvo prioridad en Mexicali y consiguió que Norma Bustamante, ex directora del instituto municipal de arte y cultura, se quedara con la postulación por la capital.
Karen Postlethwaite, quien ha sido la secretaria de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Territorial con Bonilla y que quería esa posición, no tuvo problema en asumir que no tenía trayectoria en Morena. Pero en Tijuana la historia es otra. Todos los precandidatos ordenaron encuestas y circularon muchas otras encargadas por otros partidos.
Resuelta la disputa entre Bonilla y el munícipe con licencia Arturo González –con el retiro temporal de éste–, la contienda se centró en Karla Ruiz MacFarland, quien relevó a González; Vicenta Espinosa, Monserrat Caballero y María del Carmen Espinoza, síndico procuradora de Tijuana y única aspirante que ya emitió un comunicado respaldando a Caballero.
Ruiz MacFarland, alcaldesa de Tijuana, fue quien llegó más tarde a la contienda –porque Arturo González estuvo entrando y saliendo de la presidencia municipal–; sin embargo, fue la que más rápido creció, según varias encuestas.
Es poco probable que consiga seducirla el hankismo –que está echando mano de la red de relaciones del dueño de los Xolos–, dado que dio su respaldo a Monserrat unas semanas antes de que se inclinara la balanza por ella. Comieron juntas en un restaurante y circularon las fotos.