El tricolor anda desteñido en el accionar e irreconocible con esa casaca negruzca de motas púrpura poco atractiva. Es la primera fecha FIFA del segundo año de la pandemia, el balón rodó por todas las latitudes; sin embargo, el equipo dirigido por Gerardo Tata Martino quebró su racha victoriosa frente a una Gales que, aunque no despunta en el firmamento del balompié europeo, apeló a un riguroso orden para desactivar cualquier embestida de México.
El desempeño de los tricolores en Cardiff dejó mucho que desear. El equipo resultó inoperante y recibió su segundo revés en la era de Martino, pero ahora la afición está lejos de la aceptación que en septiembre de 2019 dio saberse arrollado por un poderoso: la Argentina de Lautaro Martínez, quien apaleó a los verdes con sonoro triplete. En esa fecha, el Tata ni siquiera tuvo que tragar saliva para admitir que el Tri yace un peldaño abajo de la albiceleste. Nadie cuestionó tal aseveración.
Habrá quien considere irrelevante la derrota del sábado frente a los británicos, pero un triunfo hubiese significado un paso importante en aras de pactar otros partidos ante selecciones de mayor jerarquía, algo que urge. En cambio, si no se pudo lucir ante Gales, entonces ¿qué equipo grande se interesará en tener un ensayo contra el gigante de la Concacaf?, ¿cuál puede ser el atractivo de México por muy prestigioso que sea tener en la banca al ex timonel del Barcelona?
Tanto a jugadores como cuerpo técnico les espera un año de realismo puro, distante quizá de las cifras alegres de 2020, con torneos como la Copa Oro y la eliminatoria mundialista hacia Qatar. El jet lag afectó demasiado no sólo a los jugadores que volaron a Europa, sino también a los que, instalados allá, hicieron un recorrido más corto hasta Gales… En resumen, el rendimiento fue pobre y suena a pretexto decir que se perdió por un polémico gol.
Mañana ante Costa Rica debería significar un regreso a la zona de confort, una oportunidad de reacomodar en la altiva cabeza el cetro de mandamás del área; no obstante, los ticos anhelan siempre reditar el aztecazo, ya sea en San José, Ciudad de México o Austria. Para ellos se trata de un duelo singular, el de su máxima figura, Keylor Navas, ante Guillermo Ochoa, del que suelen decir: “no merece bolear los tachones” al guardameta del París Saint Germain.
Como se esperaba, la Sub-23 transita sin problemas hacia los Juegos Olímpicos de Tokio. El partido del miércoles frente al vecino del norte sólo valió por la pírrica victoria, en realidad, el clásico regional fue de muy bajo perfil, y ayer, con el campanazo que dio Honduras el echar al equipo de las barras y las estrellas, se frustró la final ideal. Los catrachos irán a sus cuartos juegos consecutivos y Estados Unidos extendió su amargo ayuno.
Hace rato que su rostro traslucía una mezcla de hartazgo y cansancio. Estaba en la banca del América desde 2017, pero nadie vio en qué momento se le soltó la rienda. La derrota en casa en el clásico nacional (2-4) ante las Chivas fue la gota que derramó el vaso para cerrar, quizás para siempre, la era de Leonardo Cuéllar al frente de un equipo de futbol femenil. La trayectoria ha sido larga.
Tuvo muchos detractores por los modestos resultados en el Tri, por desdeñar a las jugadoras mexicanas y buscar llenar cualquier hueco privilegiando a las mexico-estadunidenses. También lo señalaron de homófobo cuando echó de la selección a Bianca Sierra y a la increíble Stephany Mayor, ambas tuvieron que exiliarse en Islandia; hoy son campeonas con Tigres. Más reciente fue su pleito con Charlyn Corral, que también demostró su valía siendo Pichichi.
Cuéllar nunca dio reconocimiento a las ligas amateur de balompié de mujeres, que fueron semillero tanto de selecciones nacionales como de la posterior Liga Mx. Pero sin duda fue gigantesca la labor de hacer el bosquejo inicial del futbol femenil auspiciado por la federación, desde que Enrique Borja le dio la encomienda en 1998. Estuvo 18 en el cargo. El León de la Metro, a sus 67 años, parece que sólo quiere contemplar el recorrido de su máxima pupila, Mónica Vergara.