Reconfortar a los niños en plena pandemia de Covid-19 y al mismo tiempo reconectar a los adultos con su infancia es el propósito de la puesta en escena Catsup, cuyas dos últimas funciones se presentarán este fin de semana en las áreas verdes del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
Con dramaturgia de Daniela Arroio y dirección de Micaela Gramajo, la iniciativa escénica forma parte de la campaña #VolverAVerte, de la Secretaría de Cultura federal.
“Escribí la obra hace un año, poco después de que llegara el nuevo coronavirus a nuestro país y permaneciéramos confinados. Los primeros tres meses fueron demasiado complicados para mi familia en distintos ámbitos, ya que la carga doméstica se multiplicó mientras mis hijas añoraban la posibilidad de ir a la escuela”, explica Daniela Arroio (Ciudad de México, 1982) en entrevista con La Jornada.
“Aunque mi esposo y yo tratamos de motivar a nuestras hijas, una de ellas no pudo más y exclamó: ‘Mamá, necesito jugar con alguien de mi edad’. En ese momento dimensioné la situación tan extrema, delicada, difícil, que viven los niños en estas condiciones. Fue entonces cuando esta historia surgió.”
Catsup narra la vida de una niña de ocho años que vive encerrada en un departamento con su mamá tras el brote del letal virus que sigue amenazando al mundo entero. Ante esas circunstancias, un repartidor se convierte en los ojos externos de la protagonista que anhela reunirse con su papá, jugar con sus amigos e ir a pasear.
“En este montaje, de la compañía Proyecto Perla, nos enfrentamos a un dilema: dar cuenta de una familia que vive recluida en una casita, pero hacerlo simultáneamente desde un gran espacio al aire libre. Supimos aprovechar esta contradicción para generar una propuesta motivante”, señala la directora Micaela Gramajo (Buenos Aires, 1976).
“Trabajamos con colores primarios (muy brillantes), tanto en la escenografía, el vestuario o la utilería que es completamente de cartón pintado. Esto nos permitió adentrarnos en el mundo infantil y comprobar que cualquier cosa es útil para jugar.”
El elenco reúne la participación de Patricia Loranca Ochoa, Iván Mondragón y Daniela Arroio; el diseño escénico es de Natalia Sedano, los arreglos y asesoría musical son de Leo Soqui, la realización escénica es de Édgar Sánchez Martínez y la producción, de Roberto Pichardo.
“Es comprensible que las familias no quieran salir de sus hogares. Sin embargo, valdrá la pena que se atrevan a vivir nuevamente una experiencia cultural. Además, se realizan estrictos protocolos sanitarios”, recalca Gramajo.
“En cuanto a la música (en vivo), usamos canciones de los Beatles. Pienso que esas melodías son universales y a muchos nos remite a nuestra infancia. Varios espectadores se emocionarán durante los primeros acordes de Blackbird.
“El primer paso para la reconstrucción social es el duelo colectivo. Para muchos, el encierro ha sido doloroso y parece que ha llegado el momento de gritar a los cuatro vientos. A través de Catsup brindamos abrazos, apapachos, muestras de cariño para todos, pero en especial a los niños, que tienen poca voz y pocos espacios en un mundo bastante adulto.”
Con entrada gratuita –limitada para 80 personas–, Catsup ofrecerá sus dos últimas funciones este 27 y 28 de marzo a las 13 horas en las áreas verdes del Cenart (Río Churubusco 79, esquina calzada de Tlalpan, colonia Country Club, cerca de la estación General Anaya del Metro).