Champotón, Camp., El homenaje a lo héroes anónimos de la resistencia indígena en México, subyace porque “sigue vigente, por desgracia, el racismo impuesto por los conquistadores, afianzado durante los tres siglos de dominación colonial”, recordó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Hace 504 años en Champotón (zona de la sabana), aledaña a la Laguna de Términos, ocurrió la primera incursión punitiva de las fuerzas conquistadoras españolas, en el litoral de la península de Yucatan. Los habitantes de Chakán Putum repelieron a un centenar de invasores españoles, encabezados por Francisco Hernández de Córdoba. A aquella se le conoce como la mala batalla, una paradoja en la historia de los vencidos, en la que éstos resultaron vencedores de quienes resultarían a la postre sus centenarios dominadores.
Ayer, el mandatario, quien estuvo acompañado por su homólogo de Bolivia, Luis Alberto Arce, replicó con amplitud a la corriente histórica objeto de su crítica:
“Se continúa promoviendo la idea de que la gente indígena tiene inclinación al mal y que no entiende si no es por temor o por la fuerza. En los últimos tiempos se siguen repitiendo los mismos conceptos, lo cual incluso ha provocado que los mismos indígenas lleguen a avergonzarse de su identidad y a negar sus extraordinarias culturas.”
El mandatario fue profuso en el tema. Al exponer la historia de sometimiento colonial, citó el trabajo de su esposa, Beatriz Gutiérrez, para derivar en que la “discriminación a lo indígena proviene de todas las clases sociales y hasta de los hombres más ilustrados o de mayor nivel académico.”
Colocó sobre la mesa una anécdota de Benito Juárez en el exilio, quien, conocedor de la hechura de habanos, ofreció uno a Melchor Ocampo, pero éste “lo rechazó citándole: ‘indio que fuma puro, ladrón seguro’. Juárez le respondió: ‘Lo primero no lo puedo negar, soy indígena, pero no ladrón’.”
Así refirió que hasta la actualidad se proyectan casos ominosos de racismo:
“En 2007 un maestro de economía del ITAM y, para nuestra vergüenza, secretario de Hacienda del entonces gobierno legítimo (Mario Di Costanzo), escribió un artículo en el periódico La Jornada utilizando la ofensiva y muy conocida frase 'no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre’.
“El otro caso, de hace poco, en 2015, es la grabación de una llamada del actual director (presidente consejero) del Instituto Nacional Electoral –Lorenzo Córdova– quien, después de recibir en audiencia a una representación indígena, se mofa de la forma de comunicarse de uno de ellos, expresando: ‘Había uno, te voy a decir cómo hablaba –y empieza a imitarlo con voz grave y burlona– yo, jefe gran nación chichimeca, vengo Guanajuato, yo decir aquí: oh, diputados, para nosotros yo no permitir tus elecciones’.”
Tal repaso de la narrativa histórica que coloca al individuo como sujeto, defendió que la cuarta transformación tiene como tarea fundamental combatir el clasismo, la discriminación y el racismo. “Estamos demostrando con hechos que es correcto nuestro lema de que, por el bien de todos, primero los pobres.”
El de ayer, en la ardiente costa del golfo, fue un acto de revisión de la historia mexicana. Se conmemoró con una escena representada por mujeres y hombres, que evocaron a los indígenas –a los herederos de los chontales– los mismos a los que el presidente mexicano definió como “los héroes anónimos de la resistencia indígena que enfrentaron, hasta donde pudieron, el sometimiento de tres siglos impuesto por el régimen colonial; enfrentaron, hasta donde pudieron, el poderío avasallador de los invasores y también resistieron las injusticias del periodo posterior a la consumación de nuestra Independencia”.