Jerusalén. Los resultados finales de la elección celebrada el lunes pasado ratifican que Israel se encuentra en un impasse político, ya que ni el primer ministro Benjamin Netanyahu ni sus opositores lograron mayoría para formar gobierno.
La comisión electoral señaló ayer que, contados 100 por ciento de los votos, el partido derechista Likud de Netanyahu y sus aliados naturales obtuvieron 52 de las 120 bancas del Knesset, el parlamento. Un conjunto ideológicamente diverso de partidos empeñados en destronarlo obtuvo 57 bancas.
Un partido derechista consiguió siete bancas y un islamita árabe logró cuatro. Ninguno de los dos se ha inclinado por uno u otro bando, pero dada la cantidad de rivalidades no está claro si alguno pudiera brindar la mayoría de 61.
Los jefes de los partidos comenzaron negociaciones, que se prevé durarán varias semanas. Si nadie reúne una mayoría de 61 bancas, habría nuevas elecciones, por quinta vez en poco más de dos años.