La crisis por la falta de semiconductores o microchips no sólo impacta al sector automotor en el país, sino también a los fabricantes de electrónicos, problema que derivará en escasez y encarecimiento de diversos enseres, como teléfonos celulares.
Arturo Rangel, vicepresidente de comercio exterior de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) dijo en entrevista que la situación se puede prolongar hasta 2022.
Explicó que la escasez de microchips es una herencia de la guerra comercial que inició el ex presidente estadunidense Donald Trump con China, país que concentra la producción de estos insumos. El suministro de los componentes se vio agravado por las restricciones al transporte mundial por las medidas para contener la pandemia de Covid-19.
Expuso que el gigante asiático controla entre 70 y 80 por ciento de los químicos necesarios para fabricar los semiconductores, como es el caso de grafeno o el carburo de silicio, mientras la grandes fábricas son Taiwan Semiconductor Manufacturing Company y United Microelectronics Corporation.
Resaltó que el problema se ha hecho visible en la industria automotriz, que ensambla computadoras con ruedas, ya que en promedio utiliza 27 microprocesadores, aunque algunos modelos de lujo utilizan 40. Sin embargo, se ha extendido a los fabricantes de aparatos como teléfonos inteligentes, televisores, computadoras y otros dispositivos que utilizan la red 5G o están relacionan con el Internet de las Cosas (IoT).
Elevará precios
Señaló que sólo en el primer trimestre de este año China demandará más de 54 millones de microchips para los vehículos que ensambla, cantidad que no prevé los semiconductores que se utilizan en otros aparatos y todos ellos sólo son para el mercado interno.
Dijo que la demanda de este insumo irá al alza derivado del desarrollo de vehículos autónomos y por un mayor volumen también de automóviles eléctricos.
Destacó que las consecuencia de la falta de microchips se reflejará en la escasez de enseres electrónicos como consolas de videojuego, teléfonos y automóviles. Acotó que es posible que la disponibilidad de los bienes tendrá retrasos hasta por seis semanas.
Agregó que es probable que los precios de los automóviles se presionen marginalmente, lo cual es un gran impacto para la industria, pues “el gran dilema de las automotrices es vendemos poco y luego lo que estamos ofreciendo está limitado o no está en la entrega inmediata”, lo que hará perder clientes.