Si los premios Óscar a lo mejor del año pasado serán a fines de abril, ¿por qué estaría tan mal seguir dando cuenta de las mejores producciones de 2020, si encima de todo siguen sonando vigentes, cual si nuevas? Quien esto escribe solicita paciencia y comprensión al caro lector, pues vale la pena hacerlos notar, dado que con todo y pandemia, los músicos no dejaron de generar sonidos asombrosos, cosa que ocurre sobremanera en la música electrónica, hoy día un tanto aplastada por los ritmos llamados “urbanos” que dominan el mainstream, que sin embargo sigue teniendo mucha vida y originalidad. Hoy, la primera parte de lo que sobresalió en este género, a decir de este espacio, en su faceta más experimental que bailable, a escala internacional. Si bien los solos de saxofón son comunes en el blues y el jazz, y lo fueron en el pop de los años 80, las intervenciones de sonido único y personal de Sax, con toques aflamencados y arabescos, sobre fusiones de ska con rock, son inusuales; y en México al menos, no tiene par. Muchos de los temas más emblemáticos de La Maldita giran en torno a motivos y riffs compuestos por aquél: Kumbala, Pachuco, Pata de Perro, Solín.
1. Arca, KiCk I (Venezuela / Estados Unidos). Antes Alejandro Ghersi, ahora Alejandra, esta brillante productora se asume por primera vez como no binaria, tema alrededor del cual gira el disco. Excéntrica y única en sonido, en cuarto disco vuelve a sorprender con sus retruécanos rítmico-digitales. Frenetismo agresivo, acorde con su afilada personalidad. Más heterogéneo que su gran predecesor (Arca, 2017), en unos temas su voz flota sobre camas sintéticas, en otros, con trozos de reggaetón o trap, arma un collage de cariz propio; además, colaboradoras de lujo: Björk, Rosalía o la recién fallecida Sophie (reseña Ruta Sonora: https://bit.ly/3vZFaoS).
2. Howie Lee, 7 Weapons Series (China). Enorme disco, el de este productor de Pekín, que mezcla y procesa sonidos tradicionales chinos (flautas, cuerdas, cantos ancestrales, tamborines) y algo de zurna (flauta de oriente medio), con beats de house clásico y synth ochentero, cintas en reversa, y toques de bass y grime. Todo un festín creativo de timbres orgánicos con electrónicos.
3. Oneohtrix Point Never, Magic Oneohtrix Point Never (EU). En décimo disco, el inventivo Daniel Lopatin armó en confinamiento un rico y ecléctico collage de sonidos oníricos que celebra a la radio, por su capacidad para conectar a la gente. Menos duro que en otros discos, sin beats, entre sintes ambient, paseos por el dial y sampleos, suena amable, mágico, cercano a Garden of Delete (2015) y Age Of (2018).
4. Autechre, Sign (Inglaterra). El veterano dueto de Rochdale, tras tres décadas de marcar pauta, sigue a la cabeza de la electrónica ingeniosa, innovadora. Aquí, sobresalen sus cambiantes tendencias ambient de sintes en cascada sobre beats minimalistas, aunque dan prioridad a las texturas y paisajes futuristas, por encima del ritmo intrincado. Ineludible trabajo.
5. The Soft Pink Truth, Shall we go on sinning so that grace may increase? (EU). Bajo la premisa de que la creatividad y la alegría son armas contra el odio y la decadencia, Drew Daniel (mitad del dueto Matmos) arroja en cuarto plato un ambient espectral pleno de conjuntos corales borrosos, saxofones jazzy-contempis, teclados de ensueño, campanas, cantos femeninos. Hermoso, mullido, hipnótico.
6. Nazar, Guerrilla (Angola/Bélgica). Como muchos músicos africanos, su obra busca reflejar su experiencia personal tras sobrevivir a la guerra civil. Sobre grime oscuro, kuduro rebajado, bajos dislocados, sintes opacos, sampleos de helicópteros, cortes de cartucho hechos beats, susurros robóticos, ofrece un disco intrigante, tenso, inventivo, a pesar de todo más triunfante que opresivo.
7. Shit & Shine, Malibu Liquor Store (EU). Desconcertante pero atrayente, el trabajo del mega-prolífico y pirado productor texano Craig Clouse, a partir de guitarras vaqueras deslavadas, procesadas digitalmente, y beats análogo-modulares harto kraut, transfigura al rock forajido en electrónica extraterrestre. Agraciada loquera inclasificable.
8. Ukaea, Energy is forever (Inglaterra). Buen debut del productor Dan Jones, que suena a filme distópico: en este proyecto dirige a diez talentos de distintas ciudades, difíciles de enumerar por espacio, aunque también difícil de definir: machacantes e irregulares beats arrasan cual máquinas sobre paisajes industriales, saxofones cruzados, voces cyborg, instrumentos acústicos procesados. Caótico pero excitante.
9. Upsammy, Zoom (Holanda). Thessa Torsing es la productora tras este lúdico y variado disco, que viaja por diferentes tempos y estilos, lleno de timbres juguetones. Demasiado flotante para ser dance y con muchos beats de timbres orgánicos para ser ambient. Pasajes de fantasía y misterio, en patrones circulares, hacen de su escucha una experiencia feliz, animosa, sin dejar de ser exploradora.
10. Minor Science, Second language (Inglaterra). Lo de este periodista musical que devino productor es armar rompecabezas rítmicos. Angus Finlayson se estableció en Berlín para fusionar su gusto por distintas corrientes en un segundo lenguaje: un techno cuarteado que coquetea con el drum and bass sin serlo, a veces más suave, pleno de sintes chill-wave para bailar hacia dentro.
Twitter: patipenaloza