Jerusalén. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, proclamó anoche su victoria en la cuarta elección del país en dos años. “Una enorme victoria para la derecha y el (partido) Likud bajo mi liderazgo”, tuiteó casi dos horas después de que las encuestas de salida de los tres principales canales de televisión israelíes indicaron que no había un ganador inmediato en estas elecciones sin precedente realizadas en medio de un largo estancamiento político.
Según los sondeos a boca de urna, el Likud de Netanyahu conseguiría entre 31 y 33 escaños de los 120 del Knéset (Parlamento), seguido del partido Yesh Atid (Hay Futuro), del centrista Yair Lapid, con 16 a 18 escaños.
Para lograr mayoría de 61 bancas y formar gobierno, Netanyahu cuenta con sus aliados religiosos de derecha y, esta vez, también con la extrema derecha.
Lapid se apoyaría en partidos de centro y de izquierda, así como en la derecha decepcionada del premier. Según las proyecciones, el bloque de partidarios de Netanyahu obtendría 51 o 56 diputados, mientras el de Lapid contaría con entre 48 y 52.
Bennet podría inclinar la balanza
En estos comicios el jefe del partido de la derecha radical, Naftali Bennett, un ex empresario enriquecido por la tecnología, podría inclinar la balanza entre unos u otros con sus seis a ocho escaños. Su partido Yamina obtendría entre siete u ocho escaños, según los sondeos a boca de urna, suficientes para permitirle inclinar la balanza hacia los partidarios o los detractores de Netanyahu, en el poder desde 2009.
Todos los ojos están puestos en este antiguo protegido de Netanyahu, cuya ideología comparte pero cuya gestión critica.
Calvo y alto, Bennett lidera la formación Yamina, que aboga por el ultraliberalismo económico, por la línea dura ante Irán y por la anexión de casi dos tercios de Cisjordania reocupada, lo que da a su partido mucha popularidad entre los colonos judíos.
Hijo de inmigrantes estadunidenses, nacido el 25 de marzo de 1972 en Haifa (norte), Bennett se impuso a comienzos de 2000 como un niño mimado de la start-up nation, gracias a su empresa de ciberseguridad Cyotta, vendida por 145 millones de dólares en 2005, antes de dar el salto hacia la política en el Likud de Netanyahu en 2006.