Por doquier se escuchan quejas por el lento abasto –nulo, en algunos países– de vacunas contra el Covid-19, una realidad que obviamente se traduce en un bajo porcentaje de personas inoculadas, como sucede en América Latina. En una ecuación sencilla, el suministro depende de varios factores: producción, recursos, transporte, logística y personal capacitado para su aplicación, aunque en los hechos el verdadero impedimento para una distribución equitativa es la decisión de las naciones más ricas del planeta de acaparar el biológico.
No es novedad, desde luego, porque aún antes de que las distintas vacunas fueran aprobadas y comenzara su comercialización y aplicación se conoció que 10 de los países más ricos garantizaron el abasto de miles de millones de dosis que superaban, por mucho, sus propias necesidades, mientras las farmacéuticas abastecían a quien mejor y más rápido pagara por ellas. La delicada situación sanitaria que enfrenta la humanidad no amerita priorizar los negocios sobre la vida, pero todo indica que esa premisa a los laboratorios les tiene sin cuidado.
Desde enero pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que “el mundo está al borde de un catastrófico fracaso ético, pues hasta ahora 95 de cada 100 dosis administradas han sido usadas en sólo 10 países (Estados Unidos, China, Reino Unido, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Rusia, Alemania, España y Canadá)”. Pero ese llamado fue como predicar en el desierto, pues se ha fortalecido la práctica de esas naciones de acaparar vacunas, sin importar que a estas alturas muchas naciones ni siquiera han tenido acceso a una sola dosis.
Por ello, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, reitera que “la desigualdad en el acceso a las vacunas contra el Covid-19 entre países ricos y pobres aumenta y se vuelve grotesca; tenemos los medios para evitar este fracaso, pero es sorprendente lo poco que se ha hecho para evitarlo. La diferencia entre el número de vacunas administradas en los países ricos y el número de vacunas administradas a través del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax, por sus siglas en inglés) avanza sostenidamente. Los países más pobres se preguntan si los países ricos piensan realmente lo que dicen cuando hablan de solidaridad. La distribución no equitativa de las vacunas no es sólo un escándalo moral, sino también es autodestructiva económica y epidemiológicamente. Algunos países se apresuran a vacunar a toda la población cuando otros no tienen nada, y esto puede dar seguridad a corto plazo, pero es un falso sentimiento de seguridad”. Entonces, el citado funcionario hasta el cansancio puede repetir el exhorto, pero la práctica de las naciones ricas no se altera.
En este envilecido ambiente, para el caso mexicano hay una buena noticia: “tenemos ya garantizado el abasto de vacunas suficientes. No nos van a faltar, eso lo digo de manera categórica, sin dudas de ningún tipo. Lo más difícil era conseguirlas, pero ya se tienen, incluso las que se están envasando en México ya están por aplicarse”, de tal suerte que “de forma universal y gratuita se protegerá a toda la población de nuestro país” (López Obrador y Jorge Alcocer dixit).
Las rebanadas del pastel
Alguien está empecinado en mantener la huelga en Notimex, porque, transcurrido más de un año, la situación se encuentra estancada sin que autoridad alguna resuelva. El sindicato siempre pone “peros”, exige “derechos” inaceptables –entre ellos un río de dinero–, inmiscuye en las negociaciones a personas ajenas a esa organización (como el abogado de Francisco Hernández Juárez), viola acuerdos y siempre pretende imponer condiciones fuera de agenda, mientras en Gobernación voltean para otra parte y en la Secretaría del Trabajo su titular sólo defiende los intereses familiares, fingiendo desconocer que la supuesta “líder” Adriana Urrea, quien busca su reinstalación, tiene averiguaciones abiertas en la Secretaría de la Función Pública y la Fiscalía General de la República por actos de corrupción. Huele muy mal, sin duda, porque es público y notorio que esa agencia informativa fue una cueva de ladrones, y hoy que la intención es limpiarla y transparentarla, quienes pertenecieron a ese turbio pasado constantemente meten zancadillas para evitarlo. ¿Quién es el titiritero?