Dos personas atraviesan apresuradas un bosque nevado. Se están siguiendo. De repente, un acto definitivo sella los primeros segundos de Beartown, la nueva serie de HBO situada en un pequeño pueblo de Suecia. Inmediatamente después del abrupto inicio, el director Peter Grönlund nos hace retroceder en el tiempo hasta la llegada de uno de estos personajes y su familia al pueblo que le da título a esta historia, inspirada en la novela de Fredrik Backman.
Ahora, sin que el misterio recaiga en conocer las consecuencias, Beartown tiene cinco episodios por delante para desarrollar el “por qué” de los actos expuestos en primera instancia. Su objetivo no es contar una historia de forma convencional, sino dejar que los personajes nos muestren el camino hacia el ya conocido desenlace. Es en el trayecto donde serán expuestos los detalles que elevan esta historia por encima de su trama para asomarse a un horizonte más vasto y más complejo.
La premisa es sencilla. Beartown cuenta la historia de una joven llamada Maya, quien llega con toda su familia al pequeño pueblo donde creció su padre, una leyenda local del hockey sobre hielo que por algunos es visto con orgullo, mientras otros tantos lo consideran un traidor o un fracaso. Ahí él deberá hacerse cargo del equipo, lleno de talento pero ausente de disciplina.
Las viejas fricciones, producto de heridas que quedaron sin sanar, se cruzarán con el presente y las nuevas generaciones. Maya, la hija de Peter, deberá adaptarse a su nueva vida enmarcada por el universo masculino que habita su padre y que dicta mucho de la vida social del pueblo. El hockey, un deporte competitivo y violento, se vuelve el escenario sobre el cual Maya deberá maniobrar con los problemas cotidianos de la adolescencia. Pero lentamente la violencia abandonará la pista de hielo hasta convertirse en una amenaza real.
Beartown (Björnstad, por su título original) es una serie sueca que este lunes llega a su episodio final en HBO, pero cuyos capítulos pueden disfrutarse en la plataforma HBO Go. A propósito de la misma, platicamos con el director Peter Grönlund y la actriz Miriam Ingrid.
–¿Qué se requiere para conjugar elementos como lo deportivo, el drama y el thriller?
Peter Grönlund: Siempre lo traté como un drama. No había intención de que fuera una serie deportiva o basada en el hockey. Porque es un drama, aunque a veces se desarrolla en un ambiente doméstico, como en un vestidor o una fiesta. Y todo ocurre en un pueblo muy pequeño. Eso permite que se muestre como un fragmento de cualquier sociedad y sus dinámicas. Me interesaba poder comentar algo sobre la época que vivimos y, al apuntar hacia algo aparentemente pequeño, señalar una visión mayor. Es una forma de contar historias que siempre me ha gustado, la de concentrarse algo más restringido como un pueblo chico o una prisión para reflexionar sobre la humanidad en general.
Masculinidad tóxica y sus normas
Es curioso porque no se enfoca la atención en el deporte pero, tratándose de hockey, que suele pensarse como algo más inclinado a lo masculino, resulta interesante ver todo desde el personaje que hace Miriam.
Miriam Ingrid: Qué curioso que lo plantees así. Lo digo porque seguro mi papá se avergonzaría de saber lo poco que me importa el hockey. Nunca he visto un juego. Así que me rebasó el momento en el que vi a los demás chicos del elenco jugar. Porque son muy buenos. Para mí fue algo completamente nuevo y disfruté mucho verlos jugar. Pero como a mi personaje realmente no le interesa el hockey, pues yo tampoco tenía que hacerlo.
Peter Grönlund: Todo gira en torno a la masculinidad tóxica. Eso es lo que más me interesaba de esta serie y la historia que cuenta. Como dices, el hockey es un elemento muy específico pero sirve para ilustrar uno de los problemas más grandes de nuestra sociedad, como la violencia que guarda esa masculinidad tóxica y sus normas. Cómo nos controlan y dictan cualquier agenda. Tener un personaje femenino navegando esas aguas es de los puntos que más me atraían desde la novela original.
–Tratando de no estropear las sorpresas, ¿qué puedes decirnos sobre la construcción de esta historia, donde mucho es detonado por un acto de violencia, y la manera en la que se tratan temas delicados?
Peter Grönlund: Algo muy importante de esta historia era no reservarnos nada. Contar las cosas como son y no cuestionar las decisiones de los personajes. Por eso hay momentos que son bastante gráficos, aunque sin llegar a ser morbosos o gratuitos. Estamos mostrando una sociedad fundamentada en la división de personas ganadoras o perdedoras, donde la lógica dicta que ganar significa tenerlo todo. Tenía que contarse de esa manera porque sólo así podríamos conectar la historia con los temas que se busca explorar.
Miriam Ingrid: Para mí, como actriz, lo importante era enfocarme en Maya y su viaje personal, desde el incidente violento hasta su reconstrucción como alguien más fuerte, pero también rumbo al punto de quiebre. Nunca busqué anclar a mi personaje en algo particular, sino explorar cómo pasa de ser cierto tipo de personaje hasta convertirse en alguien diferente. Eso es algo que todas las actrices queremos, personajes que se transforman al mismo tiempo que la historia va tomando forma.
Peter Grönlund: Es una historia que personalmente me interesaba contar porque le conciernen temas a los que quería enfrentarme. Quería retar mi estilo personal a encontrar cauce en lo que cuenta el libro. Aunque ya he hecho películas, de las que he sido director y guionista, me faltaba explorar con material que no viniera de mí, sino que me obligara a encontrar la manera de mimetizarme con el trabajo y las ideas de alguien más, pero sin alejarme demasiado de la esencia original. Es en ese comentario sobre la masculinidad tóxica que encontré la posibilidad de hablar sobre lo individual versus lo colectivo.
–Pensando de esa manera, ¿qué dice Beartown sobre Suecia, desde lo individual hacia lo colectivo, para las audiencias internacionales?
Peter Grönlund: Principalmente quiero exponer preguntas y no necesariamente dar respuestas. Esas preguntas creo que corresponden a los tiempos que estamos viviendo. Es una época de culto al estatus personal respecto a lo colectivo, cuando en realidad deberíamos estar cuidándonos los unos a los otros. Para mí ese es el comentario político y social de esta serie. La masculinidad es algo con lo que siempre he trabajado y que evidentemente me concierne. Es un tema que ha estado presente en las películas que hice antes y que seguramente estará en mis proyectos futuros. Es algo de lo que tenemos que hablar cada vez más, al igual que la cultura de “ganadores versus perdedores”. Porque además son temas que casi siempre van de la mano.