El viernes 19 dio inicio el pretencioso ciclo Presente y futuro: toros y cultura mexicana, en la bella pero taurinamente desubicada ciudad de Zacatecas que, después del estado de Tlaxcala, ha procurado ser congruente con su tradición taurina a lo largo de la plandemia o pandemia con doble fondo, al comprobarse que los demás estados, incluido Aguascalientes, que blindaron la fiesta de los toros como patrimonio cultural inmaterial, no han querido o sabido llevar a cabo acciones ni remotamente similares de reactivación.
En materia taurina el caso de la Ciudad de México puede calificarse de preCovid, ya que desde antes de que se decretara el confinamiento y demás restricciones sanitarias, la empresa del coso de Insurgentes ha observado escrupulosamente el aforo reducido a 30 por ciento, o menos, pues sólo por excepción el poderoso monopolio llega a reunir 12 mil espectadores en los tendidos.
¿Por qué Zacatecas sigue taurinamente desubicada? Porque no obstante su añeja tradición ganadera de reses bravas, las empresas siguen trayendo ganado de otros estados cuando el repunte de la fiesta demanda a gritos una regionalización que disminuya el centralismo que la ha caracterizado, sin ningún provecho para el espectáculo. Además, de los cuatro festejos anunciados a la usanza mexicana, no de luces, sólo en uno se lidia un encierro de la entidad, propiedad del presidente de Tauromaquia Mexicana. Además de combinaciones antojadizas o incluso arbitrarias, en los cuatro festejos prevalece la manía importadora de los mexhincados, pues entre los 12 diestros anunciados no aparece ningún zacatecano y menos alguno que haya destacado en la campañita Se busca un torero. De no creerse.
Si bien algunos de los conferencistas extranjeros lo harán por Zoom, otros intervendrán de manera presencial, lo que sin duda aumenta los costos del ciclo. Tanto Tauromaquia Mexicana como las empresas Zacatecas, Tierra de Toros y Tauro Espectáculos, las organizadoras, cuentan con el apoyo de la fantasmal Asociación Mexicana de Tauromaquia, Arte y Cultura (Amtac). Y como cereza en el pastel, lo que se recaude será a beneficio de Tauromaquia Mexicana, esa incorregible defensora no tanto de la fiesta y los públicos en nuestro país cuanto de la oferta de espectáculo de los dueños del negocio.
Los españoles Julio Fernández, veterinario, y José Carlos Arévalo, escritor, recomendarán, en línea, el uso de nuevos diseños de divisa, puya, banderillas y estoque, a los que la torería española no ha hecho mayor caso desde que se dieron a conocer en 2018. Y es que, entre una puya exagerada y una de tienta, cabe una puya normal. Ahora, si lo que pretenden es adaptar los utensilios a una bravura y a una técnica disminuidas, pues entonces adelante. Esta falsa consideración al toro es el animalismo llevado a la tauromaquia, los derechos del toro no a partir de su casta, crianza escrupulosa e integridad, sino de la conveniencia de que contribuya al toreo bonito para figuras comodinas. No pos sí.
Hoy domingo se llevará a cabo la última plática, a las 13 horas, con el académico y escritor francés François Zumbiehl, quien explicará en qué va a consistir La tauromaquia pospandemia. Y a las 16 horas, la cuarta y última corrida, con Arturo Macías, Juan Pablo Sánchez y Leo Valadez para lidiar reses de Jaral de Peñas. Toreros de Aguascalientes y toros de Querétaro, pero en Zacatecas, donde hay más de 20 ganaderías y media docena de diestros zacatecanos, que por esta vez ya no fueron juntos en una grosera corrida de consolación.