El alza en los precios de diversos productos básicos en la Ciudad de México ha sido constante desde que empezó 2021, pero se ha intensificado en días recientes ante la llegada de la Semana Santa, afirmaron locatarios de mercados públicos, tianguistas y amas de casa.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) mantiene una lista autorizada con lo que debe costar cada artículo, pero los precios están por arriba de los máximos que se establecen en los centros de abasto, mercados sobre ruedas o centros comerciales.
El limón, un producto indispensable en la mesa de los mexicanos, de 20 pesos el kilogramo llega hasta los 50. Este aumento los locatarios de los mercados lo justifican por la temporada de Semana Santa, el incremento de la gasolina y al ajuste que se ha generado en los costos luego de que el año pasado, en medio de la pandemia, se mantuvieran e incluso disminuyeron ante las bajas ventas.
La tortilla, a diferente costo según el lugar
En enero, de acuerdo con el listado de Quién es Quién en los precios que difunde la Profeco en la Ciudad de México, el costo promedio por un kilogramo de tortilla en establecimientos era de 14.7 pesos, mientras en tiendas de autoservicio estaba en 11.8; para marzo, en el primer punto de venta subió a 15.2 pesos y en el segundo a 12, aunque las amas de casa señalaron que lo adquieren en 16.
En el periodo mencionado, el huevo blanco pasó de 34.9 pesos a 35.7 y el rojo se mantiene en 37.9, según la lista; no obstante, en los tianguis recorridos ayer se vendía entre 40 y 46 pesos. En el mercado Portales, de la alcaldía Benito Juárez, su costo era de 37.50 el primero y en 40 el colorado.
En la Central de Abasto el kilogramo de frijol negro se reportó como precio oficial en 23 pesos, pero puede alcanzar hasta 30, de acuerdo con su listado de referencia para el consumidor. En el mercado Portales este producto se vende en 36 pesos.
La pandemia acomodó el valor de los artículos
Milton, tianguista de la Ciudad de México, reconoció que hay un incremento de precios, el cual se origina desde la Central de Abasto; sin embargo, indicó que se debe al aumento de la gasolina, que empezó a subir desde enero, así como al ajuste que se realiza luego de las bajas ventas del año pasado por la pandemia de Covid-19.
“Desde enero sí hay un aumento, porque no sólo se trata de un traslado de los productos. Es un negocio de donde sale para que se mantengan varias familias. La gente lo siente, porque el año pasado no sólo mantuvimos el mismo precio, todo se paró y se tuvieron que bajar los costos para que saliera la mercancía y no se echara a perder”, explicó el comerciante.
Expuso que en este momento, a pesar del alza, no hay recuperación porque “prácticamente sólo se le está dando vuelta al dinero”.
El principal aumento, indicó, es por la temporada de Semana Santa, ya que han subido productos como aguacate, limón, calabaza, papa, zanahoria, pepino y otros.
En la Central de Abasto el precio promedio del aguacate hass estaba en enero en 30 pesos, esta semana su máximo alcanzó los 55, pero para minoristas, en el mercado, se vendía hasta en 80 pesos.
El kilogramo de bisteck de res en enero tuvo un precio máximo de 145 pesos, el cual se mantuvo para la primera quincena de marzo. Ayer se ofrecía entre 160 y 180 pesos. Ante la temporada de Cuaresma los carniceros prevén una baja, por lo que aprovechan sus últimos días de venta fuerte.
Efraín Piña, locatario del mercado dedicado a la distribución de pollo, aseguró también que las alzas son producto del aumento a la gasolina y a pesar de que se exhiben los precios, a la hora de pesar cambian los costos, “si ves todos los letreros dicen a 88 el kilo de pechuga de pollo, pero en realidad está en 110; lo otro es un anzuelo para atraer al cliente, porque es un acuerdo para imponer precios entre los marchantes”.
Adela Velasco, ama de casa, consideró que siempre ha habido un alza de precios en los productos de primera necesidad porque son los que más demanda tienen; “hoy, una familia ya no puede decir que vivirá a pan y huevo porque ya no todos pueden comprar huevos. Con la pandemia la gente se quedó sin trabajo y no tienen para adquirirlo”.
Coincidió con las voces que señalan la existencia de un aumento de precios por la temporada de Cuaresma, “la venta en estos días serán pescado y mariscos, pero un kilo de filete de mojarra anda por los 200 y el huachinango supera los 400, ¿quién podrá pagarlo?”, lamenta, al tiempo de advertir que los precios no tienen un verdadero control.