Algo brilla por su ausencia en una nueva modalidad de bares que abren en todo el mundo: las bebidas alcohólicas. Estos lugares para personas que quieren mantenerse sobrias ofrecen cocteles artesanales sin alcohol.
En Cero por ciento experiencia sin alcohol, un bar futurista de Tokio, la gente puede tomar una mezcla de vino blanco sin alcohol, sake y arándanos en vasos con el borde azucarado. Una tarde reciente en el Sans Bar de Austin, Texas, los clientes se sentaron en mesas al aire libre, con música en vivo, botellas de cervezas IPA sin alcohol y bebidas como mockarita de sandía, que se usa como alternativa al tequila.
El consumo de alcohol el año pasado en 10 grandes mercados, incluidos Estados Unidos, Alemania, Japón y Brasil, cayó 5 por ciento, de acuerdo con la empresa de análisis mercadológico de bebidas IWSR. El consumo de tragos libres de alcohol o con poco aumentó 1 por ciento en el mismo periodo.
“Tengo un problema magnífico: demasiadas opciones”, declaró Douglas Watters, quien inauguró Spirited Away en Nueva York en noviembre. Vende cerveza, vino y otros tragos sin alcohol. El confinamiento por la pandemia del coronavirus hizo que se replantease su costumbre de cerrar el día con un coctel.
Empezó a experimentar con bebidas sin alcohol y en agosto decidió abrir su propio negocio. Dijo que muchos de sus clientes son sobrios, pero también van mujeres embarazadas o con problemas de salud. Algunos se entrenan para maratones, mientras otros sólo quieren limitar su consumo de alcohol. “Hay mucha gente, sobre todo el año pasado, que analiza lo que bebe y cómo se siente”.
Joshua James, veterano barman, llegó a la misma conclusión durante la pandemia. Después de trabajar en Friendship House, un centro que trata el abuso de sustancias, abrió hace poco Ocean Beach Cafe, un bar sin bebidas alcohólicas en San Francisco. “Quería desestigmatizar palabras como adicción, recuperación y sobriedad. Hay miles de razones para no beber tanto”.
Agregó que el coronavirus aceleró los cambios en los hábitos de la gente respecto al alcohol, pero los confinamientos por la pandemia perjudicaron a los nuevos bares. Algunos como The Virgin Mary Bar de Dublín y Zeroliq de Berlín cerraron temporalmente. Getaway, en Nueva York, pasó a ser un café para capear el temporal.
Billy Wynne, copropietario de Awake, en Denver, dice que sus clientes tienden a ser treintañeros o cuarentones, sobre todo mujeres. Algunas le dicen que llevan años esperando la aparición de un bar como el suyo.
“Esto no es una moda pasajera”, aseguró. “La gente no toma consciencia del impacto negativo del alcohol en su vida y luego cambia de parecer”.
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