Ciudad de México. Con un discreto sepelio realizado en una funeraria de las calles de Sullivan, en la Ciudad de México, familiares y amigos despidieron ayer al artista Vicente Rojo, fallecido el miércoles.
GALERÍA: Murió el gran pintor y escultor Vicente Rojo.
La Secretaría de Cultura federal (SC) informó que en el Museo de Arte Moderno se llevará a cabo, en una fecha aún por determinar, una gran exposición retrospectiva, la cual se estaba trabajando con el pintor y ahora será parte de un homenaje nacional que le rendirá el gobierno de México.
“Todos los reconocimientos serán pocos para Rojo. Creador emérito, Premio Nacional, miembro de El Colegio Nacional, influyó en el pensamiento y obra de generaciones en el diseño, pintura, escultura y literatura”, dijo en un comunicado la titular de la SC, Alejandra Frausto.
Por su parte, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez, recordó que mantuvo una amistad entrañable con quien “deja testimonio artístico de gran valor en la pintura, la gráfica, el diseño editorial, que marcan toda una generación del siglo XX y XXI mexicanos. Vicente Rojo fue también forjador de un mundo editorial que revolucionó desde el diseño”.
Vicente Rojo Almazán nació el 15 de marzo de 1932 en Barcelona, España. En 1949 llegó a México, con 17 años y casi una década de no ver a su padre, quien se encontraba aquí exiliado. Pese a su difícil situación económica, según recordaba el artista, percibió que había “arribado a un lugar que lo abrazaría” y se enamoró de la luminosidad del país.
El artista contribuyó al fortalecimiento de la industria editorial mexicana, en la cual hizo escuela, como fundador de suplementos culturales, casas editoras como Era y del diario La Jornada en 1984, en el cual se encargó del diseño e imagen.
Cuando la Universidad Iberoamericana (UIA) le otorgó el doctorado honoris causa en 2019, expresó: “el diseño es un canto capaz de atraer a su destinatario, a su lector, si es un libro, una revista o un catálogo, o a un espectador, si se trata de un cartel para una exposición o una película; es decir, una tarea de ninguna manera menor que me ha permitido tener los pies en la tierra y, desde mi timidez de antaño, comunicarme con los demás.
“He querido siempre dejar que mis cuadros o esculturas sean enigmas o misterios, que canten dentro de mí. Si vuelan y llegan a un posible espectador, y cantan dentro de él, habré logrado que las obras que yo le ofrezco como prismas que multiplican mis imágenes se conviertan en poesía, en música, en una canción interpretada por un coro, que me gustaría fuera un coro de niños”.
Sus últimos años los dedicó a desarrollar proyectos de obra pública y privada, entre ellos el vitral iluminado del edificio del Monte de Piedad, el cual le significó un desafío, porque no había trabajado con anterioridad la técnica vitralística. También hizo el monumental jardín urbano ubicado en el Antiguo Hostal de Santo Tomás de Villanueva, posteriormente Hotel de Cortés, que fue remodelado para fundar el Museo Kaluz de Arte Mexicano, y se encontraba detallando el Memorial de Octavio Paz, que consiste en dos esculturas ubicadas en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
El simbolismo del papel está ligado a la escritura, dibujo y pintura. La apología de ese material primigenio coincide con la celebración de la luz artificial –uno de los símbolos de la modernidad– que implica la pieza de Vicente Rojo titulada “Versión celeste”.#lajornadasemanal pic.twitter.com/yU7LfN7Q87
— La Jornada Semanal (@LaSemanal) August 9, 2020
El pasado 15 de marzo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público le rindió homenaje para celebrar su 89 aniversario, además de ser un destacado contribuyente del Programa Pago en Especie desde 1976.
El escritor Juan García Ponce (1932-2013) solía decirle a Rojo, cada vez que éste lo visitaba en su casa y le preguntaba por su salud, una frase que hoy es una certeza entre los admiradores del gran legado que deja en México y el mundo del arte: “no te preocupes, Vicente, somos eternos.”