El artista Vicente Rojo se entusiasmó cuando le ofrecieron diseñar un nuevo diario: La Jornada. “Empecé la tarea antes de que sus directivos me dieran a conocer en detalle su programa.”
Para el logotipo “busqué dar la imagen de un mundo en el que se representase el transcurrir de una jornada, del día a la noche”, escribió el pintor y diseñador gráfico en un texto publicado por el Centro Virtual Cervantes.
Recordaba que “después de haber colaborado en dos suplementos culturales y en numerosas revistas, tenía la esperanza de algún día poder diseñar un periódico”. Cuando Carlos Payán lo invitó a realizar ese encargo, “acepté de inmediato. El proyecto me atraía mucho; hasta el grado de que empecé la tarea antes de que sus directivos me dieran a conocer en detalle su programa”.
Recordó que el contenido periodístico se fue ideando en función de la propuesta gráfica. “Debido a las escasas posibilidades económicas con que se contaba y que obligaron a adoptar un formato de tamaño reducido (38 por 29 centímetros), empecé a trabajar sobre un diseño muy compacto, que diera cabida a mucha información de manera muy resumida.”
Mucha información
En el diseño original, explicó Rojo, “coloqué en cada página una columna (de las cuatro que tenía) dedicada a dar noticias en unas cuantas líneas, lo que les pareció de gran utilidad a los directores, debido a que querían proporcionar mucha información al lector.
“Por las mismas limitaciones económicas, sólo tuve posibilidad de utilizar para la tipografía el tipo Times, lo que le dio a La Jornada, aparte del tamaño, una similitud con el diario español El País (me refiero, por supuesto, al aspecto formal).”
Para el cabezal utilizó letras que conservaba en su archivo, recortadas de un anuncio de una revista alemana, “después de tratar inútilmente de diseñar unas propias. De todas formas dibujé la ele y la jota y modifiqué las letras a”.
El diseño original fue utilizado durante dos años porque “la dirección del diario decidió que la columna dedicada en cada página a pequeñas noticias les creaba más problemas que las ventajas deseadas”.
En seguida, “diseñé de nuevo las páginas, eliminando las ahora incómodas columnas, y di al periódico un sentido más horizontal, en oposición al vertical del primer diseño. Incorporé también un cuadradito negro para indicar el principio de cada noticia, lo mismo en las cabezas que en los textos, después del nombre del autor de la nota”.