Una intuición cruzó la mente de sir Richard Starkey, a finales de octubre de 2019, justo al lanzar su álbum número 20 y el más reciente de estudio, What’s My Name (Roccabella West/Universal Music), que probablemente sería su último trabajo en disco compacto y que, en adelante, aún sin imaginar la aparición del virus SARS-CoV-2 ni la contingencia por la pandemia, sólo produciría canciones individuales.
Pese a que la crisis sanitaria, provocada por el Covid-19, lo obligó a cancelar dos giras con agenda llena, el octogenario músico, originario de Liverpool (7 de julio de 1940), más conocido por su nombre artístico, Ringo Starr, decidió un buen día en la playa que quería grabar un disco.
Sin embargo, debido a la compleja situación en la que había que acostumbrarse a las restricciones “por doquiera que fueras” y a que no deseaba seguir las complicaciones de producir un álbum completo –un disco con 10 temas es muy gozoso, pero al mismo tiempo es un trabajo serio, asegura–, concibió una grabación a la vieja usanza: un disco Extended Play (EP), con cuatro temas que acabarían por ser cinco, puesto que resulta mucho más sencillo de crear.
“Pensé en hacer cuatro temas, pegarle a la batería y pasar el rato con un grupo de músicos, y eso es lo que hice”, comparte con una mirada de satisfacción, que se observa a través de sus sempiternos lentes de sol.
Colaboración a distancia
Entre los Fab Four, es decir Los Beatles, Ringo Starr era el más alegre, sonriente y, por supuesto, quien mantuvo la amistad con el resto de los integrantes del grupo tras la separación y disputas legales, además de colaborar con ellos sin problemas, al grado de que sólo dos de sus discos, Ringo (1973) y Ringo’s Rotogravure (1976), tienen participaciones y composiciones del exitoso cuarteto. No es una sorpresa, por tanto, que para este nuevo proyecto Zoom In (Universal Music, 2021), cuente no sólo con Paul McCartney en los coros, sino con otros importantes músicos.
La producción incluye cinco temas. Uno es Here’s To The Night, de Diane Warren, que le envió el tema en diciembre y luego consiguió algunos músicos para ayudar en los coros; Starr invitó a la otra mitad: Dave Grohl, Ben Harper, Joe Walsh, Sheryl Crow, Lenny Kravitz, Jenny Lewis, Chris Stapleton y una larga lista de amigos.
Para el tema Zoom In, Zoom Out, de Jeff Silbar, se hizo de los servicios de Robby Krieger, guitarrista de The Doors, “un gran ser humano”. Él tocó en su estudio y luego le envió el material, una práctica bastante común en estos días de cuarentena global, al grado que este año ha participado ya en unos cinco discos sin haber salido del cuarto de la batería.
En ese espacio, junto con el ingeniero Bruce Sugar, coescribió una canción de reggae, Waiting For The Tide to Turn, para la que invitó a Tony Chen, quien fue guitarrista de Bob Marley y de The Wailers.
Otro importante compositor de la industria, Sam Hollander –con el que colaboró en su último álbum–, escribió Teach Me To Tango, rocanrol clásico, en el que, curiosamente, faltaba un pequeño relleno de tambor para una parte de la pieza, producida en su estudio de Nueva York. Así que en los créditos Ringo aparece como vocalista y tamborilero de relleno. En un proyecto como éste, afirma emocionado, “puedes permitirte ese tipo de cosas”.
En los años 60, recuerda con nostalgia, los EP solían tener cuatro tracks; “los amaba y tengo miles de historias al respecto”. Sin embargo, al finalizar la reciente producción, el compositor y guitarrista Steve Lukather le envió un tema más, junto con su amigo Joseph Williams, la maqueta de Not Enough Love In The World, misma que le encantó, así que no le quedó otra opción que incluirla.
Al concebir el proyecto, Starr tomó una decisión, aunque sería el productor, el baterista y cantante, no tenía necesariamente que interpretar el resto de los instrumentos y cada uno de los músicos invitados podía hacerlo desde su casa y tampoco tenía por que ser el autor o el coautor de los temas, por eso llamó a muchos amigos para solicitarles nuevas composiciones.
“Tuve mucha suerte de tener a esta gente y el privilegio de conocer cómo trabajan y tocan en sus estudios. ¡Y funcionó, fue fantástico! Creo que todos buscaban algo qué hacer”, afirmó antes de soltar una de sus carcajadas características.
Reúne a All-Starrs Band
El proyecto, además, sirve para reunir una nueva formación de su All-Starrs Band, supergrupo formado a finales de los años 80 y del que lanzó una edición para coleccionistas en un libro de pasta dura titulado Ringo Rocks: 30 Years of the All Starrs, 1989-2019 (Juliens Auctions). En esta grabación incluyó al bajista Nathan East, al guitarrista Steve Lukather, a Bruce Sugar en la guitarra de sintetizador, al pianista Benmont Tench, al violinista Charlie Bisharat, al chelista Jacob Braun y a Jim Cox en los arreglos y sintetizadores de cuerdas.
Para reunirse fueron muy precavidos, todos se hicieron la prueba del virus, y aunque se mantenían alejados un par de metros, explicó, al menos podían sentirse unos a los otros. Regularmente no se encontraba toda la banda junta, sólo él y dos o tres personas más, “y eso era todo. Sé que es una rara manera de hacer un disco, pero si es lo que tienes, pues adelante con ello. Es lo que hicimos y es justo como Zoom In acabó produciéndose y, la verdad, es que se sintió bien”.
Es que en esta época digital, los músicos ni siquiera tienen que pensar hacer un cedé, un LP o un EP, incluso pueden sacar un casete. La grabación le llevó pocos meses y al terminarla invitó a Bruce Resnikoff, ejecutivo de Universal Music, para que escuchara el material. Al discutir la fecha de salida, Ringo propuso que fuera en noviembre, pero la compañía fijó el 19 de marzo, porque los lanzamientos ya no toman mucho tiempo. Todos trabajan desde casa y pueden seguir moviendo y promoviendo el material.
“¡Y salió hoy!, ¡qué tan bueno es eso! ¡Ah, y no le digan a nadie, pero ya comencé a trabajar un segundo EP!”, anuncia orgulloso.
Aunque a lo largo del año sólo ha salido de su casa ocho veces, de alguna manera encuentra que la grabación de este disco le permitió encontrarse en un espacio relajado, así fuera en su propia casa, y mirar a más gente en pantalla (por ejemplo, en una conferencia de prensa). Pero este año lo encuentra repleto de actividades; además de haber pintado y haciendo arte durante el confinamiento, participó en la ceremonia de los Grammys para entregar a Billie Eilish el premio a la mejor grabación del año por Everithing I Wanted.
En agosto se estrenará la versión remasterizada y con un nuevo montaje de la cinta Let It Be, a cargo del neozelandés Peter Jackson, en una versión que mostrará ese periodo de Los Beatles, del todo distinta a los desencuentros y pleitos entre ellos. La escena del concierto en el techo de los estudios Abbey Road, que aparece sólo 7 u 8 minutos en la película, dura 43 minutos.
“Encontró material en el que estamos sonriendo y bromeando, tocando felices, porque la pasábamos muy bien cuando grabamos el disco, había mucho gozo y amor. La sola idea de que se encontraron 56 horas de pietaje que no se utilizaron para la película original te lo dice todo”, remató Ringo Starr, quien ya tiene planeadas dos giras para la primavera de 2022.