Continúan las revisiones al alza para la actividad económica en México. El último trimestre del año pasado, más fuerte de lo esperado, y el impacto del estímulo fiscal en Estados Unidos, llevaron a Fitch Ratings a elevar de 4.2 a 4.7 por ciento la previsión de crecimiento en México para 2021. La calificadora consideró que la demanda externa fue un importante motor de crecimiento en la segunda mitad de 2020 y se espera que así continúe; lo mismo las remesas, que apoyaron el consumo.
Bank of America (BofA) también aumentó de 3 a 4 por ciento su previsión para este año, dado que el producto interno bruto (PIB) de México ha estado ligado al de Estados Unidos desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. “Es natural esperar que una economía estadunidense en auge saque a la economía mexicana del gran agujero que es actualmente”, explicó en un reporte a inversionistas.
BofA añadió que si bien el ciclo económico de México se une al de Estados Unidos por el sector exportador, desde 2018 hay un desfase entre ambas economías y se debe a que las políticas internas de cada país son dispares, situación que continuaría durante la recuperación.
BofA consideró que Estados Unidos recuperara los niveles de producción anteriores a la pandemia en el tercer trimestre de este año, y México lo hará en 2023.
“Expropiación indirecta”
En su revisión, Fitch destacó que en la segunda mitad de 2021 el mercado interno de México podría beneficiarse de una mayor movilidad a medida que aplican las vacunas. Aun con el rebote, para el siguiente año se espera que la actividad económica avance 2.5 por ciento. Lo anterior como consecuencia de la caída de 18.7 por ciento en la inversión durante 2020, “una de las contracciones más fuertes del mundo”.
La calificadora agregó que “las señales de política interna sobre el clima de inversión en ciertos sectores, por ejemplo, la electricidad, son negativas para la recuperación. La oferta y la demanda de crédito también son débiles”. Coincide con el análisis de BofA en el que se recalca que la incertidumbre política en México ha sido alta desde la cancelación del aeropuerto de la Ciudad de México en octubre de 2018 “y continúa hasta el día de hoy” con la reforma eléctrica, un cambio legal que, dice, “equivale a una expropiación indirecta de activos”.