La poesía tiende “a disolverse en ese silencio que la rodea todo el tiempo y que la habita, por eso no se puede leerla muy rápido, es difícil de entender porque pide silencio”, sostiene la poeta y ensayista argentina María Negroni, que hoy presentará su poemario Oratorio (Vaso Roto Ediciones).
Para la autora, los términos poesía y certeza son antónimos. “Los poemas que se proponen actuar sobre la realidad en general fracasan”, ya que el género “no tiene afirmaciones o, en todo caso, se ponen ahí para atraer la duda, la incertidumbre.
En entrevista, explica que “la poesía es la epistemología del no saber, es decir, que hay que sostenerse en lo que uno no sabe para escribir, hay que ir más abajo de lo que se conoce. Con lo que uno sabe puedes escribir un artículo periodístico o hablar en una reunión de amigos, pero en un poema no vas a escribir con lo que sabes”.
La también traductora y novelista agrega que el título de su poemario se refiere a la plegaria, pero también a un tipo de composición musical. “Esa mezcla me parece muy interesante porque la poesía aspira a ser música, tiene una aspiración más o menos escondida al silencio.
“Todo libro de poesía tiene ese deseo de ser silencio, porque las palabras que son su instrumento también lo son de la distracción, de la comunicación más banal. Estamos rodeados, llenos, satu-rados de palabras sin ningún sentido, del tedio, esa cosa consabida y convencional que nos rodea de for-ma permanente.”
Negroni (Rosario, Argentina, 1951) señala que su poemario es “una especie de plegaria profana, no una religiosa. Una plegaria que pudiera partir de la atención, como la conciencia de lo que uno hace en el centro, que está relacionado con el silencio.
“Vivimos como nos reclama el afuera, con los problemas, las cuestiones prácticas que hay que resolver, las redes y las noticias, bombardeados por cosas del afuera; eso nos impide estar atentos, estar presentes en el centro del ser, que no es el yo chiquitito, biográfico, sino que es un Yo, con mayúsculas, una especie del carozo del ser, el núcleo del ser.”
Oratorio “es algo de pedido de atención y de silencio, de poder enfrentarse al desconcierto de la existencia, porque el libro está lleno de preguntas que no tienen respuesta y que no me interesa responder. Preguntas que se formulan en todo caso para ver si, en una de esas, al hacerlas uno puede mejorar la calidad de los interrogantes que tiene ante la vida.
“¿Por qué estoy en este mundo?, ¿qué vengo a hacer?, ¿quiénes me precedieron?, ¿por qué me voy a morir?, ¿qué significa vivir?, ¿qué es la felicidad?, ¿qué es el dolor?, ¿qué es el sufrimiento?, ¿qué es el amor? Esas preguntas básicas que no son muchas. El libro hace una especie de búsqueda a ciegas, porque en realidad yo no sé ni lo que pregunté. Cuando uno escribe no sabe. Si uno sabe, no hay escritura.”
Afirma que “la poesía no es un oficio, es una especie de malabarismo. El poeta o la poeta es como un malabarista que va caminando sobre el vacío, sobre el abismo. Todo el tiempo a punto de caerse. No hay red. Bienvenido al poema”.
María Negroni menciona que “somos una carencia. La falta máxima que tenemos es nuestra precariedad: nosotros nos vamos a morir. La vida es maravillosa, pero también es una suma de pérdidas, con las cuales vamos con mayor o menor éxito tratando de aprender y de prepararnos para ese momento final”.
Sostiene que “no hay poesía sin pensamiento. Habría que aclarar que el pensamiento no es algo diferente de la emoción: es una emoción de la mente. El poema piensa. En el libro hay un verso que dice ‘la intuición que piensa’, es como un pensamiento que no es el pensamiento racional, pero es algo que está pensando y sintiendo a la vez”.
La autora, acompañada de Es-ther Peñas, presentará su poemario Oratorio hoy a las 12 horas, vía Zoom, con previo registro gratuito. Luego se podrá observar en el canal de YouTube de Vaso Roto.