Tokio y Washington. Por primera vez, científicos utilizaron células humanas para hacer estructuras que imitan las etapas iniciales del desarrollo, lo que, según ellos, allanará el camino para más investigación sin evitar restricciones al uso de embriones reales.
Esas estructuras en un fase temprana podrían ayudar a desvelar la “caja negra” de las primeras etapas del desarrollo humano y promover la investigación sobre abortos espontáneos y malformaciones físicas en fetos.
Dos equipos de investigadores, cuyos trabajos se publican el miércoles en la revista Nature, encontraron métodos diferentes para producir en laboratorio un blastocisto, la primera fase del embrión, unos cinco días después de la fecundación.
Esta esfera de alrededor de 200 células ya tiene una estructura compleja (una capa de células externas –la futura placenta– que rodea una cavidad llena de líquido que contiene una masa de células embrionarias).
Los blastoides obtenidos por ambos equipos difieren de los blastocistos naturales: contienen células de tipo indeterminado y no figuran ciertos elementos que provienen específicamente de la interacción entre el óvulo y el espermatozoide.
Los científicos subrayaron que su trabajo es sólo para la investigación, no para la reproducción, pero es probable que plantee nuevas preguntas éticas.
“Estudiar el desarrollo humano temprano es realmente difícil. Es básicamente una caja negra”, señaló Jun Wu, biólogo de células madres en la Universidad de Texas, Centro Médico del Suroeste.
“Creemos que nuestro modelo puede abrir este campo, si se prueba la hipótesis sin usar embriones humanos”, precisó.
Algunos científicos utilizan blastocistos donados por clínicas de fertilidad para investigar las causas de la infertilidad y las enfermedades congénitas. El nuevo trabajo debería permitirles hacer este análisis a escalas mucho mayores, indicó José Polo, profesor de la Universidad Monash, en Australia, y quien dirigió el segundo estudio.
“Esta capacidad de trabajar a escala revolucionará nuestra comprensión de las primeras etapas del desarrollo humano”, agregó.
“No hay implantación”, aclaró Amander Clark, de la Universidad de California en Los Ángeles que fue autor del artículo con Polo. “No hay embarazo”, destacó.
Estos trabajos se producen en momentos en que se elaboran nuevas recomendaciones éticas sobre la investigación con embriones.
Actualmente, la investigación sobre las primeras etapas del desarrollo depende de la donación de embriones concebidos en el marco de tratamientos con fecundación in vitro, pero son pocas y están sujetas a muchas restricciones.
Hasta ahora, la creación de blastocistos en el laboratorio sólo se había llevado a cabo en animales: en 2018, holandeses los produjeron a partir de células madres de ratón.
Los dos equipos usaron métodos diferentes: el de Jun Wu usó células madre derivadas de embriones humanos y células pluripotentes inducidas (células madres producidas en el laboratorio a partir de células adultas). El equipo de José Polo comenzó con células de piel adultas.
Ambos lograron el mismo resultado: las células se organizaron gradualmente para reproducir las tres estructuras que componen los blastocistos humanos.