Ciudad de México. En México, el número de jóvenes que asisten a la educación superior se duplicó del 2000 a la fecha, al aumentar la matrícula de 2 millones a poco más de 4 millones de estudiantes.
“Sin embargo, este crecimiento es insuficiente, pues cuatro de cada diez mexicanos en edad de asistir a la universidad lo están haciendo, cuando en otros países con un nivel de desarrollo equiparable, como Argentina y Chile, se tiene una cobertura del 90 por ciento”, dijo Marisol Silva Laya, directora de la División de Investigación y Posgrado (DINVP) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Al hablar de los Retos de la equidad educativa en educación superior en México, dijo que aunque es notable la expansión de la matrícula, se debe seguir exigiendo la ampliación del acceso, porque no todos los sectores de la población se benefician de este bien común.
Si se divide a las y los jóvenes de 18 a 23 años por el ingreso económico de sus familias, se hallan 10.3 por ciento de mexicanos en esa edad; pero sólo representan 2.7 por ciento del total de la matrícula de educación superior, es decir, no están representados proporcionalmente. Además, indicó que solamente 50 por ciento de los universitarios en México (dos millones) están inscritos en programas de calidad.
Esto significa, dijo, que en la educación superior en México “sí se le está dando acceso a jóvenes que habían sido excluidos tradicionalmente, pero falta asegurar que asistan a programas de calidad que promuevan el desarrollo integral de sus capacidades para que ejerzan plenamente su derecho a la educación”. Es preciso evitar que se profundice una desigualdad educativa cualitativa.
Silva Laya comentó que no basta con masificar el acceso a la educación superior, sino que se debe atender la permanencia del estudiantado, por lo que las universidades e instituciones de educación superior tienen que comprometerse a apoyar el desarrollo de trayectorias exitosas entre las y los jóvenes.
En esto resulta crítico el primer año en la educación superior, un momento importante en la toma de decisiones que las y los estudiantes inician con gran motivación y compromiso, y que cuenta con periodos clave de transición durante los cuales los universitarios necesitan integrarse a entornos muy distintos a su trayectoria escolar previa.