Nueva York. La prioridad del gobierno de Joe Biden es contar con suficientes vacunas contra el Covid-19 para toda su población nacional –algo que casi todo político de cualquier país desea–; sin embargo, políticos y cientos de organizaciones progresistas estadunidenses rechazan ese “nacionalismo de vacuna” y se están sumando a un llamado internacional a favor de suspender las reglas de propiedad intelectual de las farmacéuticas para permitir la fabricación mundial de una “vacuna del pueblo”.
Estados Unidos ya tiene más que suficientes vacunas, aunque aún no tiene la capacidad para aplicarlas con eficiencia a toda su población. Sin embargo, se logrará superar la meta prometida de Biden de más de 100 millones de vacunados en menos de sus primeros cien días, y contará con bastantes dosis para todo adulto en el país para finales de mayo, con un excedente de millones este año. Un 12 por ciento de la población ya está vacunada.
Por ahora Estados Unidos no está compartiendo el superávit en inoculaciones que tiene con otros países, incluyendo México. El gobierno mexicano está a la espera de una respuesta de Washington sobre una solicitud para la vacuna AstraZeneca que Estados Unidos tiene almacenada.
Al ser interrogado este martes acerca del tema de compartir vacunas con aliados, Biden sólo se limitó a comentar que “estamos hablando ya con varios países. Les dejaré saber muy pronto”.
Pero para algunos críticos, la solución no está únicamente en compartir reservas de vacunas, sino de que todo país con capacidad para hacerlo puede fabricar la vacuna, y con ello resolver el problema compartido por todo el planeta.
Un punto complicado
Lo que imposibilita esto no es nada más complicado que el llamado derecho de propiedad intelectual, o sea, la fórmula patentada de cada empresa farmacéutica, algo aparentemente sagrado y protegido por leyes nacionales y las establecidas por la Organización Mundial del Comercio (OMS).
Varios legisladores demócratas estadunidenses y cientos de organizaciones están instando a la Casa Blanca a apoyar una suspensión temporal de algunas de las reglas de comercio sobre derechos de propiedad intelectual para que se puedan producir más vacunas, tratamientos y pruebas diagnósticas a nivel global. Esa exención provisional de estos productos para enfrentar la pandemia fue propuesto por India y Sudáfrica en la OMS, pero Wa-shington y varios países europeos siguen frenando esa propuesta.
Sanders critica a farmacéuticas
El senador Bernie Sanders comentó recientemente: “es intolerable que en medio de una crisis de salud mundial, enormes empresas farmacéuticas multimillona-rias continúan dando prioridad a sus ganancias al proteger sus monopolios… en lugar de dar priori-dad a la vida de las personas en todas partes, incluyendo el sur global…. Necesitamos una vacuna del pueblo, no una vacuna de ganancias”.
El diputado Ro Khanna reiteró que “no hay ninguna razón para dar prioridad a las ganancias de las empresas farmacéuticas sobre la dignidad de la gente en otros países.”
Otros han denunciado la existencia de un “apartheid en vacunas” para el mundo. A finales de febrero, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, acusó que 10 países habían concentrado hasta 75 por ciento de las vacunas contra el Covid-19, mientras personas en más de 130 países esperaban recibir una sola dosis.
Días después agregó: “vemos muchos ejemplos de nacionalismo de la vacuna” en países ricos, y afirmó que “la campaña de vacunación global representa la prueba moral más grande de nuestros tiempos”.
Esta campaña para una “vacuna del pueblo” está apoyada por una amplia alianza de más de 400 organizaciones incluyendo sindicatos nacionales, agrupaciones de derechos humanos, de defensa del consumidor y de salud pública, entre ellos Public Citizen, Amnistía Internacional y Oxfam y está buscando que la vacuna sea designada como un “bien público global”.
Exigen que Biden se sume al llamado global por una suspensión de las reglas de la OMS que por ahora imposibilitan la producción y distribución de las vacunas y otros tratamientos. (https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/los-paises-ricos-vacunan-una-persona-por-segundo-mientras-la-mayoria-de-las-naciones).
“Después de que los gobiernos invirtieron miles de millones en el desarrollo de las vacunas contra el Covid-19, las drogas están protegidas por derechos de propiedad privada. Tenemos que lograr que las vacunas sean disponibles en todas partes si vamos a lograr derrotar al virus en cualquier parte”, afirmó Public Citizen.
El economista Premio Nobel Joseph Stiglitz afirmó que la carencia mundial de vacunas es “artificial”, ya que “hay muchas empresas en países en desarrollo que podrían producir cantidades masivas de vacunas si tuvieran la propiedad intelectual, si les da acceso a la tecnología”, en entrevista con Democracy Now. Advirtió: “Estados Unidos no estará libre de la pandemia hasta que el mundo lo esté”.
Más de 100 países apoyan iniciativa
Lori Wallach, directora del proyecto Global Trade Watch de Public Citizen y experta en comercio, comentó que el gobierno de Biden “debe ponerse del lado correcto de la historia y sumarse a los más de 100 países que apoyan una suspensión de emergencia de las reglas de la OMS”, y agregó que si la producción mundial no se acelera de manera masiva, “mucha gente en los países en desarrollo no serán vacunados hasta 2024… esto es una carrera contra el tiempo”.
Dentro de Estados Unidos también hay una marcada desigualdad ante la pandemia y hasta ahora en su tratamiento. Desde enero de 2020, por lo menos una de cada 11 personas que residen en Estados Unidos han sido contagiadas por el virus, y por lo menos uno de cada 620 han fallecido.
Tres veces más muertes entre latinos que blancos
Pero como ha sido el caso desde un inicio, no todos sufren la pandemia igual. Los afroestadunidenses, latinos e indígenas son mucho más afectados –hasta dos veces más– que blancos. Según algunos cálculos, los latinos tienen tres veces el número de muertes por Covid per cápita que los blancos.
La vacunación tambien está enfrentando barreras raciales con poblaciones más vulnerables enfrentando problemas para obtener y aplicar las dosis.
Al mismo tiempo, algunas encuestas registran que hasta un tercio de latinos dicen que no quieren vacunarse.
Sin embargo, 70 por ciento que sí desean hacerlo aún no tienen acceso fácil en un sistema caótico e inconsistente de vacunación, el cual es administrado por cada estado con sus propias normas y reglas.
Más aún, entre comunidades inmigrantes y sobre todo los indocumentados, hay renuencia y angustia a presentarse ante cualquier agencia oficial y eso se complica aún más si se tiene que cumplir con requisitos de comprobar identidad y vivienda.
La tasa de vacunación entre afroestadunidenses está a la mitad de la de los blancos, y para los latinos esa brecha es aún mayor, según un análisis del New York Times.
Esto es, el “mundo en desarrollo” o “el Sur global” también vive dentro del mundo “desarrollado” en el Norte global”.