Ciudad de México. América Latina y el Caribe atraviesa “una crisis educativa sin precedente” dada la pandemia de Covid-19. “A futuro, la enorme pérdida de educación, capital humano y productividad se podría traducir en una caída de ingresos agregados a nivel regional de 1.7 billones de dólares, o aproximadamente 10 por ciento de los ingresos totales”, advirtió el Banco Mundial.
Se calcula que 120 millones de niños en edad escolar habían perdido o corrían el riesgo de perder un año completo presencial desde que iniciaron los cierres de escuelas en la región. Como consecuencia, se estima que la “pobreza de aprendizaje” —definida como el porcentaje de niños de 10 años incapaces de leer y comprender un relato simple— creció más de 20 por ciento el año pasado, pasó de 51 por ciento a 62.5 por ciento, es decir hay 7.6 millones de jóvenes adicionales en esa condición.
“Esta es la peor crisis educativa jamás vista en la región y nos preocupa que podría tener consecuencias graves y duraderas para toda una generación, en especial entre los sectores más vulnerables”, dijo al respecto Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. Añadió que es urgente preparar una reapertura segura y efectiva de las escuelas, con financiamiento y herramientas para que no existan inconvenientes.
Se prevé que las deserciones escolares aumenten al menos 15 por ciento debido a la pandemia, pero también hay efectos en la alimentación, dado que 10 millones de estudiantes recibían este servicio en los centros educativos de América Latina.
El organismo planteó que se requiere una educación híbrida en los próximos meses, en la que coexistan la educación presencial y la educación a distancia. Sin embargo, menos del 43 por ciento de las escuelas primarias y menos del 62 por ciento de las secundarias tienen acceso a internet con fines pedagógicos.
El informe Actuemos ya para proteger el capital humano de nuestros niños reporta que luego de 10 meses sin clases, 71 por ciento de los estudiantes de los primeros años de secundaria pueden no ser capaces de comprender un texto de moderada extensión —antes de la pandemia era de 55 por ciento— y si las escuelas permanecen cerrados por otros tres meses, el porcentaje ascendería a 77 por ciento.
Al recuperar datos de PISA 2018, el Banco Mundial consignó que en México el 43 por ciento de los niños ya estaba en pobreza por aprendizaje y se estima que el país caiga 36.8 por ciento en la prueba dado los efectos de Covid-19. Hasta ahora la Secretaría de Educación Pública reportó que 2.5 millones de estudiantes de los tres niveles de educación primaria abandonaron la escuela, es una caída de 10 por ciento en la matrícula.
Destacó que la iniciativa multimodal Aprende en Casa, desarrollada en torno a un programa educativo preexistente que se lanzó en 1968, permitió brindar educación a distancia para 25 millones de estudiantes en todo el país durante el cierre de los colegios; la herramienta parte de que en zonas rurales la proporción de alumnos con acceso a internet es solo 27 por ciento.
Sin embargo, el cierre de escuelas en México significa más que un golpe a la educación, impacta en un menor acceso a servicios de salud y tiene efectos nocivos sobre la alimentación de los menos. Simultáneamente el 19 por ciento de los hogares reportó pérdidas de empleo debido a la pandemia, siendo mayor el impacto en las madres que en los padres, y el doble de impacto en los hogares más pobres, reportó el organismo con base en una encuesta telefónica.
Sólo el 63 por ciento de los niños entre 3 y 6 años tenía acceso a la educación a distancia, y el 29 por ciento de los cuidadores veían programas de aprendizaje junto con los niños más pequeños; mientras el porcentaje de hogares donde las madres son las principales cuidadoras aumentó en 16.5 puntos porcentuales, respecto a 60.3 por ciento, y el tiempo promedio dedicado a dicha tarea aumentó en 3.8 horas por día respecto a niveles previos a la pandemia, todo con mayor peso para las mujeres.