Tijuana, BC., Yuri Mariela, hondureña que llegó a esta frontera acompañada de sus dos hijos menores, murió este fin de semana al intentar cruzar a Estados Unidos nadando, mientras decenas de centroamericanos permanecen apostados frente a El Chaparral, la puerta fronteriza de ingreso peatonal al país vecino. Ningún argumento los convence de ir a un albergue.
La concentración de la ola migratoria sigue creciendo en Tijuana sin que las autoridades persuadan a quienes llegan de que estarían en mejores condiciones en albergues temporales como el Carmen Serdán, creado ex profeso por la federación cuando la administración de Donald Trump convirtió a México en “tercer país seguro”. Pero ellos se resisten, alguien los persuadió que ahí plantados “presionan” al gobierno estadunidense de Joe Biden.
A las casas de campaña donde hombres, mujeres y niños duermen y se resguardan de lluvia y bajas temperaturas, llegó la noticia de que Yuri Mariela pereció –de frío, dijeron algunos– mientras nadaba en la zona de Playas de Tijuana, pretendiendo llegar por mar a Estados Unidos.
La rescataron bomberos del muro metálico que se interna varios metros en el Pacífico, pero cuando consiguieron ponerla en tierra había fallecido. La hondureña dejó atrás a sus vástagos, de 11 y 13 años, ahora a cargo del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) estatal.
Niños juegan en la explanada y las calles aledañas a El Chaparral, los adultos usan las letras gigantes que anuncian Tijuana para secar ropa y cobijas que los aguaceros recientes les mojaron.
Alejandro Encinas Rodríguez, subsecretario de Derechos Humanos y Población de la Secretaría de Gobernación, hizo un recorrido el jueves pasado, luego de inaugurar la primera oficina que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) tendrá en ese punto fronterizo. Indicó que 10 por ciento de quienes llegan deciden empezar “una nueva vida aquí”. También anunció que no se reubicará el albergue Carmen Serdán para colocarlo más cerca de la zona norte de la ciudad, donde deambulan migrantes, no sólo los que aún se asumen de paso, sino también aquellos que ya rentaron una vivienda. De enero a agosto de 2020, el gobierno mexicano entregó 3 mil 880 tarjetas de estancia regular a haitianos.
Por El Chaparral se mueven unas 500 personas y sólo 300 duermen ahí, las demás van a albergues por la noche, mientras en el Carmen Serdán, llamado oficialmente Centro Integrador, permanecen unas 70. A muchos migrantes les disgusta porque se halla al este de la ciudad, lejos del muro, la puerta y la garita donde se sienten “más cerca” de Estados Unidos.