Ciudad de México. El reconocido artista Vicente Rojo llega este lunes a su cumpleaños 89. “Espero que ustedes me vean bien y en el futuro nos podamos reconocer, abrazar, besar”, dice el pintor y diseñador gráfico en un video que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) difunde desde ayer como homenaje.
En la entrevista con Adriana Castillo Román, directora de Promoción Cultural y Acervo Patrimonial y de la Conservaduría de Palacio Nacional, el también escultor y grabador sostiene: “Todo lo que he hecho ha sido ayudarme por la vida, ayudarme por mi vida, por mi manera de vivir. Supongo que ya a mi edad la muerte puede andar por ahí, pero no me preocupa. Cuando llegue, llegará. Yo sigo viviendo, sigo vivo.
“Hay un elemento que tiene que ver con la vida que es el amor; siempre he practicado el amor, siempre he estado muy cerca del amor, muy necesitado del amor y no solamente como pareja, sino del amor de mis hijos, de mis nietos, de mis hermanos, en fin, de mis padres.”
El homenaje de la dependencia federal incluye una infografía y la entrevista Vicente Rojo: una trayectoria, una colección, que pueden ser vistos en las redes sociales de Hacienda es Patrimonio Cultural. La primera muestra algunas de las 51 obras que el artista ha entregado al programa Pago en Especie, de las poco más de 100 con las que ha pagado sus impuestos mediante este sistema de recaudación fiscal único en el mundo.
Vicente Rojo fue de los primeros que se acogieron al programa una vez que se formalizó en 1975, por lo cual en la SHCP se tiene obra de siete series de uno de los representantes de la introducción de las más novedosas corrientes en la pintura: Negación, Recuerdos, Señales, México bajo la lluvia, Volcanes, Códices y Escenarios.
“Fue un proyecto que llevaba años y que no se había cumplido. Familiarmente, teníamos un amigo, Javier Alejo, muy cercano al presidente Echeverría. Alejo dirigía el Fondo de Cultura Económica, donde colaboraba mi esposa (en ese entonces la editora catalana Alba Cama, quien murió en 2003), y con la capacidad que él tenía, por sus relaciones políticas, surgió la inquietud de hacer algo por los artistas. Se formalizó en ese encuentro.”
Destaca: “Siempre he escogido las mejores obras para el pago en especie. Siempre he pensado que la obra que hago es la mejor que puedo hacer; o sea, no tengo obras mayores o menores. Es mi idea, naturalmente; no es el punto de vista ajeno, pero en el mío siempre he expuesto y hecho las obras que he considerado mejores, y parte de ellas se han ido a Pago en Especie; estoy muy tranquilo en ese sentido”.
La feria del libro de la Universidad de Nuevo León, UANLeer, también le hará un homenaje al artista de origen español naturalizado mexicano, con la muestra física y virtual 80 años después: cuaderno de viaje de Francisco Rojo Lluch en el vapor Ipanema. Burdeos-Veracruz, junio-julio de 1939, con el que Rojo Almazán conmemora ocho décadas del exilio español en México y a su padre.
Con esta muestra “íntima”, el creador dijo a Castillo Román, cumplió con su papá al relatar el camino que él había hecho 80 años antes para llegar a México desde que salió en un barco de Burdeos a Veracruz.
Reconoce que su padre nunca le habló de ese pasaje de su vida, como tampoco de la guerra: “No le gustaba, pero traté de recorrer ese viaje con él haciendo esos 32 cuadritos pequeños que simulaban como si mi padre hubiera hecho un cuaderno. Me hace ilusión pensar que a mi padre le hubiera gustado”.
El artista recuerda que desde niño fue tímido e introvertido, y también se ha descrito como iluso y malo, pues ha estado de acuerdo con la idea del cineasta Fritz Lang de que los hombres no se dividen en buenos ni malos, sino en malos y peores, y él ha aspirado a no ser lo segundo.
Congruente y libre
En el video-homenaje, Adriana Castillo lo define como generoso y solidario por la donación de obra a causas que le parecen justas. Un hombre consecuente con sus ideas republicanas, quien desde niño ha luchado por la libertad, en el arte y en el campo social y político. Se negó a escribir con la mano derecha, pese a que siendo muy pequeño le amarraron la izquierda para impedir que la usara.
Rojo refiere que cuando llegó a México “primero me encontré con mi padre, que hacía 10 años que no veía, y eso significó una libertad luminosa(…) En Barcelona después me di cuenta que el verano es muy luminoso, pero yo no recordaba ningún verano, ninguna luz en esos 10 años de represión franquista; o sea que mi idea de libertad puede ser muy limitada o muy precaria, pero para mí ésa es la idea de la libertad”.
En la creación, descubrió la libertad con Juan Soriano, a quien admiraba desde joven. Lo vio pintar en su casa de París. “Él estaba haciendo una naturaleza muerta con un vaso y una manzana roja; cuando volvía en la tarde en ese vaso había puesto un pájaro y la manzana que era roja la había convertido en verde (…) Vi esa enorme libertad que tenía él para crear, también me hizo sentir que eso era la libertad en pintura: como él trabajaba, quitaba, ponía y mantenía siempre una intensidad en ese cuadro”.
El artista revela que pinta en la soledad de su estudio, pero siempre acompañado por todo tipo de música, “es la única referencia de eficacia estética que puedo tener mientras pinto”.
A pedido de la entrevistadora, Rojo aconseja a los artistas que están iniciando sus carreras: “Primero, que sean siempre fieles a sí mismos; segundo, que no compitan con nadie, que estén seguros de que lo que están haciendo es bueno por su propia relación y no viendo lo que sus compañeros pueden hacer, y otra tercera idea que les puedo dar es que no se aburran nunca”.
Los intereses de Vicente Rojo Almazán han abarcado el diseño y la edición. Como cofundador de la editorial ERA, junto con sus amigos también exiliados españoles los hermanos Neus, Jordi y Quico Espresate y José Azorín, ha sido impulsor de la palabra escrita, ya sea en narrativa o poesía.
“El diseño gráfico es un arte que hay que estar comprobando todo el tiempo, que tiene una inmediatez que hay que resolver; mientras la otra parte, la de pintura, escultura o grabado, me he permitido siempre tenerla como un vuelo, como una imaginación abierta. No tiene que cumplir una función, como la que tiene que cumplir el diseño, y además éste cumple un propósito prácticamente inmediato.”
En la entrevista con Castillo Román, Rojo menciona: “Siempre he trabajado el diseño gráfico en el campo cultural; eso me ha dado una base muy buena para hacer mis cosas en pintura, en escultura, de manera que el resultado sólo es comprobable para mí”.
Vicente Rojo fue diseñador de diarios como La Jornada y Unomás-uno, así como de varias revistas. Ha creado múltiples códigos de comunicación visual que permanecen en logotipos, diarios, carteles y libros. Algunos de sus diseños más conocidos son los creados por el Fondo de Cultura Económica, portadas de El Colegio Nacional, de la editorial Joaquín Mortiz y de Nuestros Clásicos de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Recuerda una ocasión en la que visitó a su amigo Juan García Ponce y le preguntó sobre sus problemas de salud. El escritor le respondió: “No te preocupes, Vicente, somos eternos”.
–¿Qué es para usted la eternidad?
–La eternidad es haber estado acompañado por tantísimos amigos. La eternidad yo la he tenido en la vida. Ésa fue una respuesta muy tierna de Juan.