Mazatlán, Sin., Desde la pequeña localidad de Charco Hondo, ubicada en los altos de la Sierra Madre Occidental, se escuchan los sonidos que emiten las cuerdas de violín, las cuales vibran y se expanden por las montañas. Es la música de don Julio Montiel Durán, indígena tepehuano, que promueve las danzas autóctonas de sus ancestros en las fiestas patronales de las poblaciones del municipio de El Rosario, sin respaldo de las dependencias culturales del gobierno estatal ni municipal.
Montiel Durán ha dedicado más de dos décadas a enseñar a una reducida compañía de danzantes de matachines, la mayoría integrantes de su familia. Las hijas del violinista empezaron con su proyecto y sus nietos lo continúan. Además, otros niños se han sumado a esta labor que significa transmitir alegrías y mantener la tradición de sus orígenes indígenas.
Sin patrocinio de las autoridades culturales del ayuntamiento de El Rosario ni del gobierno de Sinaloa, Montiel ha solicitado apoyo a fin de adquirir un nuevo instrumento y renovar la indumentaria de los integrantes del grupo, pues no recibe recursos en sus presentaciones.
Sin embargo, personas de la comunidad cultural se lo donaron atendiendo el llamado del músico, con lo que podrá continuar recorriendo los pueblos con su pequeña compañía de matachines para bailar en las fiestas patronales.
Para don Julio, la danza de los matachines es la manera de comunicar a las personas los sentimientos de sus antepasados indígenas de cuando celebraban el inicio y el fin de los ciclos agrícolas, cuando pedían lluvias y cuando se anunciaban de calamidades, como las guerras. Busca que la gente conozca que el baile tenía un propósito.
Afirmó que trata de apegarse a la verdadera danza de matachines, que bailan mientras él los acompaña con los sonidos que recogió de los indígenas tepehuanos de Durango, al igual que la indumentaria y los arcos y flechas.
Montiel Durán, de 77 años, nació en la comunidad de los Aguacates, perteneciente al Salto Pueblo Nuevo, Durango, donde desde niño interpretó las tradicionales danzas de matachines.
La pobreza de su familia y la marginación de las comunidades de la sierra hicieron que migrara al municipio de Escuinapa, donde trabajó durante varios años en los campos agrícolas de la costa, después, con su familia, llegó al pueblo de Matatán, municipio de El Rosario y se quedó en Charco Hondo, en cuyos alrededores se hablaba su lengua: el tepehuano.
El municipio de El Rosario se localiza a 70 kilómetros de Mazatlán. Esta región de la sierra estuvo habitada por tres grupos técnicos, los totorames, xiximes y acaxees, estos dos últimos en la sierra, después de la llegada de los españoles fueron exterminados. Los grupos de familias de tepehuanos se asentaron posteriormente en las cercanías de Durango.