Una gran crítica ciudadana está descalificando las defensas electorales. Eso crea dudas en el electorado. Sería interesante revisar la estructura que se está armando para defender la elección del próximo 6 de junio.
Empecemos por la Fiscalía General de la República. Los fiscales electorales están articulándose con las delegaciones de la FGR en las 32 entidades del país, no solo para hechos que pudieran constituir delitos electorales, sino para tender una red contra el fraude electoral. El fiscal general está empeñado en una tarea de inteligencia en todas las delegaciones de la fiscalía.
También se ha reformado el artículo 19 constitucional y se han emprendido reformas a las leyes secundarias para garantizar la persecución de los delitos que signifiquen manipulación de los programas sociales con fines electorales. Ha sido reformado el artículo 6 de la LGMDE y se han integrado los artículos 7 bis y 11 bis para garantizar la imposición de prisión preventiva oficiosa a los imputados de estos delitos. Los que los cometan pasarán en la cárcel todo el proceso penal. También se integró un nuevo tipo para proteger a las mujeres de la violencia política en razón de género.
De igual forma, se ha emprendido una tarea de capacitación tanto de los fiscales electorales como de los agentes del Ministerio Público de toda la República, así como de los policías ministeriales y los peritos.
El INE, administrador de la elección, levantará casi ciento setenta mil casillas electorales y ha reclutado a centenares de miles de funcionarios, y por lo que toca a la Fiscalía Electoral se han celebrado treinta convenios de colaboración con las fiscalías y procuradurías de los estados.
El presidente de la República y los treinta y dos gobernadores se han comprometido a no intervenir. La SHCP, el SAT, la UIF y la CNBV están creando todo un sistema para detectar movimientos financieros irregulares y la secretaria de la SSPC, Rosa Ícela Rodríguez, ha implementado una unidad para defender la integridad de los candidatos.
Estas medidas son nuevas e insólitas, y forman una trama que nunca habíamos visto en las elecciones mexicanas. Hay una voluntad democrática para defenderlas pero también una tendencia histórica a favor del fraude electoral. Estas dos tendencias se enfrentarán: esperemos que triunfe el impulso para construir una democracia en México.