Ciudad de México. La muestra Grabar es resistir, con la que anoche fue inaugurada La Resistencia, café-galería, representa para el artista y activista político Alfredo López Casanova “un corte de caja y al mismo tiempo un recorrido veloz” por 34 años de producción gráfica en apoyo a diversos movimientos populares, campesinos y obreros, así como de familiares de desaparecidos.
Son 50 obras –la más antigua de 1987 y la más reciente de hace un par de meses– que han estado presentes y acompañando movilizaciones como la lucha por el agua, el rescate de los mineros de Pasta de Conchos, la desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, las protestas por la construcción del aeropuerto en Texcoco y la liberación de presos políticos en el país.
“Esta exposición es el reflejo de la resistencia de organizaciones políticas y comunitarias ante distintos procesos y en contra de diversas políticas gubernamentales”, define el creador. “Es, también, una invitación a seguir luchando y resistiendo hasta lograr un país más digno y justo para todos”.
La muestra está concebida además como “un homenaje permanente” a Rini Templeton (1935-1986), artista y activista estadunidense que desde inicios de la década de los 60 del siglo pasado decidió radicar en México después de conocer su rica tradición en el terreno de la gráfica y quien documentó los movimientos populares del país.
Aunque su formación original es como escultor, Alfredo López Casanova incursionó en el grabado desde muy joven como parte de su militancia en organizaciones populares de Guadalajara, donde nació en 1968. Si bien conocía de cerca lo hecho por el Taller de Gráfica Popular (TGP), para él fue determinante el hallazgo del trabajo de Rini Templeton, a quien considera su referente y de quien acepta que incluso ha copiado su estilo.
“A finales de los 80, me encontré el Folleto de folletos, un manual hecho por ella para impartir talleres en organizaciones sociales a finales de los 70 y principios de los 80. Me pareció una maravilla, porque aprendí hacer boletines, pósters y volantes e incluso fue tanto lo que aprendí que me puse a dar talleres de comunicación popular y de serigrafía a comunidades de campesinos y organizaciones comunitarias de Jalisco”, dice en entrevista.
“A partir del descubrimiento del Folleto de folletos y de conocer la gráfica de Rini, comencé a copiarla. De hecho, tengo unos diseños de dibujos en tinta china que llevan por título Copiando a Rini, de 1989”.
Tras lamentar que en el Taller de Gráfica Popular “ya no exista esa mística de militancia” y esté ahora “empolvado y no tan activo como en décadas anteriores”, el artista recuerda que la tradición del grabado en México ha sido fundamental para acompañar los movimientos políticos y sociales y que su repercusión ha sido mundial.
Aclara que con su trabajo en el grabado no aspira a hacer arte, sino que la obra tenga una utilidad práctica, que esté al servicio de la gente y de sus causas. Incluso, asume que el suyo es un trabajo panfletario, de lo cual se dice orgulloso.
“Gran parte de los grabados de la muestra responden a una petición que debe atenderse de manera inmediata, por lo cual no hay mucho tiempo de cuidar las cualidades estéticas. Me interesa el grabado como documento, herramienta, proceso, producto; y, con el paso del tiempo, se queda como testimonio, imagen que habla de una etapa, de un hecho y de un tiempo específicos”.
La inauguración de Grabar es resistir estuvo a cargo del crítico de arte Alberto Híjar y con ella La Resistencia, café-galería inicia un proyecto de presentar una muestra de manera mensual.Podrá visitarse del 15 de marzo al 13 de abril en República de Cuba 34, Centro Histórico.