Bruselas. Una película sobre el legendario cantautor belga Jacques Brel, dirigida por su hija, arroja luz sobre un viaje en velero en el ocaso de su vida, un periodo “atormentado” del intérprete de Ne me quitte pas.
El documental se concentra en el viaje que Brel, enfermo y atormentado, realizó en los años 1970 en el velero Askoy, del mar del Norte al océano Pacífico, cuando prácticamente había desaparecido de la vida pública.
El desesperado viaje siempre representó un periodo casi desconocido en los últimos años de vida de Brel, quien falleció en Francia en 1978, a los 49 años de edad.
La navegación de Brel constituye el corazón del documental Chronique d’une vie, dirigido por France Brel, hija del legendario cantautor, que solamente se puede ver en un pequeño museo en Bruselas dedicado al ídolo belga.
Brel irrumpió en la escena musical a finales de la década de 1950 y es recordado por sus sobrecogedoras canciones, como Amsterdam, Au suivant y Ne me quitte pas.
Esta última, su tema más conocido, ha sido versionada por innumerables artistas, desde Sting hasta Nina Simone.
Pero Ne me quitte pas (No me dejes, en español) también puede servir como fondo musical de la relación de Brel con Bélgica, país que abandonó aún joven para alcanzar fama y fortuna en París, un camino seguido por muchos artistas belgas de habla francesa.
Escape suicida
Cuando se fue a Francia, Brel tenía apenas 24 años, y en Bruselas dejó atrás no solamente su aburrido trabajo en la fábrica de cartones que pertenecía a su padre, sino también a su esposa Thérèse Miche Michielsen y dos hijas (una tercera hija nacería más tarde).
A partir de ese momento, Brel alcanzó la fama en París mientras su familia seguía una vida normal en Bruselas.
En 1974, sin embargo, Brel abandonó las presentaciones en directo y veía hundirse su sueño de convertirse en una estrella de cine.
Frustrado, Brel en julio de ese año zarpó en su velero con su novia Maddly Bamy, una actriz franco-caribeña que había conocido tres años antes en el set de la película de Claude Lelouch L’aventure c’est l’aventure.
En ese viaje, en el que pretendía dar la vuelta al mundo, Brel invitó a una de sus hijas, que de esa forma sería testigo de escenas clave en esta travesía.
El plan prometía una aventura única pero se vio constantemente interrumpido por viajes de retorno a Europa, incluyendo una visita a Suiza, donde los médicos le diagnosticaron el cáncer de pulmón que finalmente lo llevaría a la muerte.
“Fue lo opuesto a un viaje tranquilo. Fue una forma de escape suicida”, dijo France a AFP al fin de una proyección de su película, en Bruselas. El documental muestra imágenes nunca vistas del músico.
Periodo atormentado
France, quien tenía 21 años en ese momento, esperaba que Bamy sólo estuviera allí por un corto tiempo y ni siquiera excluyó que su madre se uniera al viaje, un proyecto que nunca se materializó.
“No puedo verte arrastrando tus faldas en el ‘Askoy’”, le escribió Brel a su esposa en ese momento. La familia de Brel aún hoy considera que Bamy “se incrustó” a bordo.
En enero de 1975 las cosas se desbordaron y durante una escala en Martinica, Brel se despidió de su hija y se fue a las islas Marquesas, en Polinesia, con Bamy.
Casi cinco décadas después, su hija no guarda rencor, a pesar de que sólo volvió a ver a su padre una vez antes de que falleciera.